Desde hace
ya varios años, tras el conocimiento del primer canenero que en el
siglo XVI, participó en el descubrimiento de las nuevas tierras de
América; D. Alonso
de la Serna y Ruiz, continuó lentamente la
tarea de investigar la apasionante vida de éste y otros aventureros,
que nacieron en Canena hace varios siglos atrás, y se enrolaron en
arriesgados viajes, en mil batallas y aventuras históricas.
Siglos sin
saber de su existencia, y fue a mediados de los años 90 cuando por
medio de unos investigadores de Universidades Extremeñas y a través
de una Asociación de Alcaldes “500
Centenario”, conocimos que hubo un hijo de
Canena; D. Alonso de la Serna, que en el año de 1.506, viajó a Las Indias (América), y fue
junto con personajes históricos tan importantes como Hernán Cortés,
Diego de Velázquez, Pánfilo de Narváez y decenas de españoles
más, uno de los personajes más importantes y relevantes en la
conquista del Imperio Azteca, “la actual México”.
Recientemente
durante el transcurso de las investigaciones de éste, conocimos la
existencia de otro canenero; D. Diego de Jódar, que fue coetáneo del anterior, vivió
en la misma época y fue compañero de viaje y aventuras de Alonso de
la Serna en la conquista del Imperio Azteca. A continuación, relato
brevemente aspectos de sus vidas, hazañas y episodios históricos de
su pasado colonizador.
Alonso de la Serna
Nació en Canena, hijo de Cristóbal de la Serna,
(hijo de Alfonso de la Serna) y Juana Ruiz.
Aunque
tenemos varias versiones, pero parece ser que la mas válida es, que
coincidió en el viaje de ida al Nuevo Mundo, con D. Hernando (Hernán
Cortés). Participó en una expedición a Cuba con el gobernador de la
zona, D. Diego Velázquez de Cuéllar, en 1.511. Permaneció en la isla varios años hasta que se enroló en el ambicioso proyecto de Hernán Cortés, que hablando con naturales de la isla, se informó de la existencia de un pueblo poderoso en riquezas, en exultantes edificaciones, con abundancia en recurso y víveres, y sobre todo, únicos como potencia bélica y militar; el Gran Imperio Azteca.
Pero
fue el atractivo reclamo de sus grandes riquezas y tesoros, lo que
alentó a Hernán Cortes, a organizar sin la autorización del
gobernador de la isla y representante de la Corona Española, D.
Diego de Velázquez, un viaje de exploración y conquista del citado
pueblo indígena, el Azteca. De La Serna atestiguó lo siguiente:
El 10 de febrero de 1519 partieron de Santiago rumbo a México. Tras diez días de navegación llegaron a la isla de Cozumel desde donde se dirigieron hacia Tabasco, lugar donde se produjo el primer enfrentamiento con los indígenas que salieron derrotados. Cortés y sus hombres, no más de 700, y entre ellos, dos caneneros; De La Serna y Diego de Jódar, continuaron con su expedición, dirigiéndose hacia San Juan de Ulúa para fundar, a pesar de la expresa prohibición de Velázquez, la ciudad de la Villarica de la Vera Cruz.
La ciudad sagrada de Choluca fue asaltada y saqueada, poniendo rumbo hacia la capital imperial, Tenochtitlán, donde fueron recibidos por Moctezuma.
La ciudad sagrada de Choluca fue asaltada y saqueada, poniendo rumbo hacia la capital imperial, Tenochtitlán, donde fueron recibidos por Moctezuma.
La
hostilidad entre conquistadores y aztecas creció al rechazar Cortés
las prácticas religiosas de la comunidad, que incluían sacrificios
humanos. Esta tensa situación se complicó con la llegada de Pánfilo
de Narváez
a Ulúa al mando de un ejército de 1.400 hombres, con la intención
de acabar con Cortes por indicación del Gobernador Velázquez.
Cortés se desplazó a Ulúa dejando a Pedro
de Alvarado
en Tenochtitlán como jefe de los 120 hombres del destacamento. El
enfrentamiento entre Cortés y Narváez no se produjo y ambos
regresaron a Tenochtitlán con las nuevas tropas. La revuelta contra
Cortés y sus hombres se fraguó en los últimos días del mes de
junio de 1520.
Hernán Cortes consideró que sólo la presencia de Moctezuma podría
calmar a sus súbditos por lo que le exigió que saliera a una
terraza del palacio, donde el emperador fue abatido por las pedradas
de los habitantes de la ciudad que habían elegido a Cuitláhuac
como sustituto.
Cortés
decidió huir de Tenochtitlán en la famosa Noche
Triste,
la noche del 30 de junio al 1 de julio de 1520, momento en el que
fallecieron cerca de 800 españoles y más de 5.000 indios aliados.
Entre
los soldados españoles capturados por los aztecas, estaba el otro
hijo de Canena; Diego
de Jódar,
que fue raptado por los indígenas, llevado a la capital del imperio,
y sacrificado en su templo sagrado justo al día siguiente.
Cortés llegó a la costa, rehízo su ejército y marchó de nuevo sobre Tenochtitlán, venciendo el 7 de junio de 1521 en la batalla de Otumba y en el mes de agosto se conquista la ciudad.
Alonso
de la Serna
sobrevivió a esta conquista compuesta de mil batallas, y más tarde
estuvo en Tepeaca, y en todas las batallas alrededor del Lago, en la
expedición de Honduras, y posteriormente llegó a tener minas de
plata.
El
tajo de una espada le había dejado una gran cicatriz en la cara. De
la Serna
tuvo numerosos juicios después de las conquistas de los pueblos
indígenas. En el juicio que le enfrentó a Zavallos en 1.529, dijo;
De la Serna una vez que quedó impune y se demostró que fue un hombre legal y leal y resultó libre de faltas y condenas de todos los juicios en los que estaba imputado, La Corona Española le recompensó proclamándole gobernador y le asignaron la encomienda de las provincias de Zumpaguacan y de Zoquicingo. Él y Gaspar de Garnica, compartieron Tlacotepec y todas ellas producían 1.750 pesos anuales.
Su reconocimiento como gobernador de provincias en el Nuevo Mundo (México), tuvo lugar en Canena. Para ello tenía que demostrar a las autoridades de la Corona, que era de pura casta castellana, y varios requisitos más, además de testigos que confirmaran la autenticidad de las afirmaciones...
Alonso de la Serna se casó con una nativa indígena a la que bautizó como Juana, y tuvo un hijo, Antonio Velázquez de la Serna.
Aunque hemos encontrado en Archivos Históricos que se embarcó en varios viajes por distintas zonas americanas, nunca volvió a España...
"Los documentos no indican el lugar que le fue asignado en la nave a cada pasajero. Cabe pensar que se habilitara un camarote para Leonor de Porras y su séquito y que los más pobres se acomodaran como buenamente pudiesen, pero nada consta. Sólo en escrituras más recientes se proporcionan más detalles, no sin motivo: el galeón tenía más cabida que la nao."
"Resulta muy ilustrativo comparar la vaguedad de los contratos firmados en 1506 con la precisión de tres de los pasajes que dio en 1538 Miguel Ruiz de Ullán, maestre del galeón Santa María la Antigua, cargado en Sanlúcar de Barrameda con destino a San Juan de Ulúa."
"A su vez, el 11 de marzo Alonso de la Serna, vecino “de la çibdad de México de la Nueva España de las Yndias del Mar Oçéano”, se comprometió a pagarle 99 ducados en total: 30 por el flete de una “cámara que en la dicha nao vos me dais a la vanda del castillete, cabe el cabestrante, a la vanda d’estibor [sic], e quarenta e ocho ducados por el pasaje de otras çinco presonas que comigo e de llevar, a razón de ocho ducados por persona, e los veinte e çinco restantes por el pasaje de tres esclavos negros que comigo e de llevar, e porque nos llevéis en ella fasta el puerto de San Juan de Lúa de la Nueva España e porque nos deis lugar en el dicho galeón en que lleve el matalotaje para mí e para las dichas presonas y esclavos 275"
Diego de Jódar
Diego de Jódar nació en Canena (Jaén) el 5 de Septiembre de 1470. Hijo único de una familia de hidalgos de privilegio, sentó plaza como peón del ejército real durante la campaña de Granada (1485 - 1492), destacándose en el asedio de Vélez - Málaga. Barajó pasar a las Indias con Cristóbal Colón en su tercer viaje, pero al final resolvió alistarse a las fuerzas que Fernando de Aragón mandaba a Italia bajo las órdenes del Gran Capitán, participando en las tres campañas napolitanas (1494 - 1504) y la toma de Cefalonia (1500).
Posteriormente embarcó hacia África, donde combatió bajo las órdenes del cardenal Cisneros, siendo su último hecho de armas la toma de Orán (1508). Gastó los dineros de su licenciamiento en apuestas y juegos de naipes, malviviendo durante tres años como espadachín a sueldo o escolta. Un turbio asunto con un oidor de la ciudad de Granada (al que mató de dos estocadas), le hizo evadirse de la capital, llegando a la villa de Colomera. Allí sedujo a Maria del Carmen Molina Castro, esposa de Álvaro de Diego, descendiente de repobladores castellanos, mientras este se encontraba recogiendo la aceituna. Alonso de Diego, vástago del matrimonio, informó a su padre de las infidelidades de su madre, siendo apresado Don Diego de Jódar por el alguacil y el señor de la villa.
Una vez emparedado, el joven Alonso propuso sacarlo de la cárcel a cambio de convertirse en su paje de rodela, cosa que aceptó a regañadientes. Juntos viajaron hasta Sevilla, donde Diego se reencontró con dos veteranos de Italia y África: Niccolo Piazza y Fernando Franco. Tras un turbulento asesinato cometido en Sanlúcar de Barrameda, pasaron a las Indias, donde participaron en la conquista de Cuba, la represión de la revuelta de los Ciguayos y la conquista de México. Allí, durante el funesto episodio de la Noche Triste, Diego de Jódar fue capturado vivo por los aztecas, que lo sacrificaron al día siguiente en el altar del Templo Mayor de Huitzilopochtli - Tlaloc.
Diego de Jódar fué un hombre fiero y seco, en palabras y gestos, estoico ante la vida y la muerte, la felicidad o el dolor. Su única debilidad conocida eran los juegos de naipes, siendo en ellos mal perdedor y amante de terminarlos con una sesión adjunta de esgrima, y quizá las mujeres. Respetado y temido por la tropa, su veteranía le llevó a puestos militares de suboficial (cabo y después sargento) durante su estancia en las Indias.
Las
últimas investigaciones vía internet, en ciudades fundadas por este
canenero colonizador, nos confirman que tienen constancia de que
este señor fundó varias aldeas, hoy pequeños pueblos y ciudades
del interior de México, y que en varias de ellas, hoy en día poseen
calles con su nombre, e iglesias donde se venera curiosamente a
Nuestra Señora de los Remedios. Murió en tierras americanas.
Fuentes Bibliográficas
- Nuestras fuentes son varias, principalmente documentos aislados del Archivo de Indias "Sevilla", y Simancas. Además de libros de investigación sobre descubridores del Nuevo Mundo: Conquistadores con Pánfilo de Narváez; Descubridores y Conquistadores Españoles; Cartas, Crónicas y Relaciones del Descubrimiento y de la Conquista, y otros... México, 203, Nº 29-1, contrataciones 1538...
Texto de Gregorio Molina Jódar
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