Inaugurado
el 6 de octubre de 1907, tras una tortuosa gestación, el Tranvía de
La Loma, en sus casi 60 años de existencia (realizó su último
servicio el 15 de enero de 1966), pasó por diversas vicisitudes y en
sus instalaciones tuvieron lugar varios accidentes1.
En Canena se estableció la Estación más importante, al ser el
punto intermedio del recorrido, con una superficie de casi 4.200
metros cuadrados, en la que se encontraban las cocheras de las
unidades móviles, los talleres y la central eléctrica de suministro
para toda la línea.
Será
en la central eléctrica donde tenga lugar el accidente más grave
ocurrido en la Estación. La misión de esta central era transformar
la corriente eléctrica alterna recibida a 25.000 voltios en la
corriente continua a 600 voltios que era necesaria para el
funcionamiento del tranvía. En principio, los 600 voltios eran
suministrados a través de acumuladores (baterías) que se cargaban
continuamente con dinamos movidas por motores eléctricos; existía
una enorme nave con varias decenas de acumuladores, con una dimensión
próxima al metro cúbico, para conseguir la potencia y la tensión
necesaria, sistema que necesitaba una labor de mantenimiento2.
El
accidente se produjo el 28 de enero de 1916; en él murieron dos
trabajadores y otros dos resultaron heridos de gravedad. Los
cronistas de Canena han hecho una breve reseña del accidente, aunque
con algunas imprecisiones3.
En el Archivo Municipal de Canena hay un expediente “de accidentes
de trabajo. 1916: lesionados en central eléctrica”4,
que completa el relato de cómo sucedieron los hechos.
Transcribimos
el acta de accidente del trabajo, que hace la Compañía del
Ferrocarril Eléctrico de La Loma:
Ferrocarril
Eléctrico de “La Loma”
Acta
de Accidente del Trabajo
En
la Estación de Canena, a 28 de Enero de 1.916, por los que suscriben
se hace constar que siendo las 15 horas y 5 minutos se sintió una
fuerte detonación dentro de la sala de acumuladores de esta Central
de Transformación y acudiéndose apresuradamente se encontró que
había sido volado el techo de la sala y destruida la batería,
hallándose entre los escombros cuatro operarios que trabajaban
dentro de dicha sala.
Se
procedió seguidamente a extraer a dos operarios que se encontraban
heridos, prestándoles los auxilios necesarios, dándose aviso a las
autoridades locales y médicas, resultando además muertos dentro de
la repetida sala los otros dos obreros restantes.
Después
de asistidos convenientemente los heridos, que lo son de bastante
gravedad, fueron conducidos al Hospital de Santiago de Úbeda por
disposición facultativa, acompañados del médico de la Compañía,
Don Bonifacio de la Cuadra, quien quedó encargado de su asistencia.
De
los antecedentes adquiridos resulta que los datos personales de las
víctimas son los siguientes:
Muerto:
Enrique Fuentes Arroyo, natural de Linares, de 18 años de edad, hijo
de Salvador Fuentes e Isabel Arroyo, vecinos de Úbeda y dotado con
una peseta y cincuenta céntimos de jornal.
Muerto:
Francisco Acosta Raya, natural de Baeza, de 20 años de edad, hijo de
Luciano Acosta y Francisca Raya, vecinos de Baeza, dotado de dos
pesetas de jornal.
Herido:
Francisco Vilches Muñoz, natural de Rus, de 19 años de edad, hijo
de Francisco Vilches y María Muñoz, dotado con dos pesetas de
jornal.
Herido:
Don Eduardo Asmodia, Montador de la Sociedad Española del Acumulador
Tudor, de Madrid, dotado con el jornal de pesetas 17,50 diarias. Se
desconocen los demás antecedentes personales.
Cuando
fue ordenado por las Autoridades judiciales correspondientes se
condujeron los cadáveres al cementerio de esta Población.
Y a
los efectos de la Ley de accidentes del trabajo se establece la
presente por duplicado en Canena, a 28 de Enero de 1.916. (sello T.E.
La Loma Canena). (Firmada
por el Encargado de la Central, Francisco J. Ruiz, El Jefe Estación,
¿Benito Córdoba Laguna?, y tres testigos, Ignacio Puentes, Manuel
Garrido y Gabriel Ruiz.
Al día siguiente, 29 de enero, el médico de la Compañía, expide
el siguiente certificado:
DON BONIFACIO DE LA CUADRA Y MARTÍNEZ, DOCTOR EN MEDICINA Y
CIRUGÍA, MÉDICO DE LA SOCIEDAD TRACCIÓN ELÉCTRICA DE “LA LOMA”
CERTIFICA: Que en el día de ayer a consecuencia de una explosión
ocurrida en la Central Eléctrica de Transformación de Canena,
resultó el montador D. Eduardo Asmodia con las siguientes lesiones:
Quemaduras de 1º grado en la cara.
Una herida contusa en el brazo derecho penetrante hasta el hueso,
con entrada en su tercio anterior y salida por el pliegue axilar con
fractura completa del húmero.
Otra herida contusa en el tercio superior del muslo derecho, que
penetrando por su parte antero-externa atraviesa las masas musculares
y termina a unos tres dedos del pliegue inguino escrotal,
subcutáneamente sin orificio de salida.
Otra herida contusa en la pierna del mismo lado, que penetrando
por su tercio superior de la cara antero-interna atraviesa las partes
blandas y termina subcutáneamente en su cara posterior.
Y últimamente otra herida también contusa que excava la cresta
de la tibia, algo más por debajo de la anterior.
Además presenta este lesionado en la cara, manos y piernas,
incrustaciones dérmicas de color negro azulado como si fueran de
grano de carbón.
El estado del lesionado es grave y está incapacitado para
prestar toda clase de trabajo profesional.
Asistido convenientemente en el lugar del accidente ha sido
conducido al Hospital de Santiago de la Ciudad de Úbeda.
Así mismo el obrero Francisco Vilches Muñoz a consecuencia de
la misma explosión resultó con quemaduras de 2º grado en la cara y
manos; presenta gran inflamación en ambos párpados que por impedir
su apertura no puede reconocerse aún el estado de las conjuntivas
oculares y córneas; y la gran conmoción sufrida de la que todavía
no está reaccionado hace su pronóstico reservado.
Por
ahora está incapacitado de prestar ninguna clase de trabajo en el
servicio que presta, siendo conducido también al Hospital de
Santiago de Úbeda, donde se encuentra, después de ser asistido
convenientemente en el lugar del accidente.
Y
para que conste, en cumplimiento de lo dispuesto en el párrafo 1º
del artículo 18 del Reglamento del 30 de Enero de 1900, sobre
accidentes de trabajo, expido la presente por duplicado en Úbeda, a
veintinueve de Enero de mil novecientos dieciséis.
El
acta del accidente y el certificado médico son remitidos al Alcalde
de Canena por el Director-Gerente de la COMPAGNIE
D`ELECTRICITÉ & DE TRACTION EN ESPAGNE el
29 de enero, Armando Plasman, desde Linares, donde estaban las
oficinas centrales de la Compañía, indicando en su escrito que
oportunamente
daré a conocer a
V.S. cuando sean curados los citados individuos y el estado en que
queden, como así mismo la resolución que se adopte respecto a los
mismos, de acuerdo con las disposiciones vigentes. Por lo que
respecta a los agentes fallecidos se han cumplido con las primeras
obligaciones que impone dicha Ley. Dios guarde a V.S. muchos años.
Linares, 29 de Enero de 1916.
El
mismo día 29 de enero la noticia se recoge en numerosos diarios5.
En la mayoría se hace una breve reseña. De las ocho referencias, en
seis se dice que estalló una bomba y en dos, citando como fuente
oficial al Gobernador, que se produjo una explosión. En La
Correspondencia de España, dentro
del epígrafe
Alcance político, se
dice El gobernador
de Jaén comunica que en la sala de acumuladores de la fábrica de
electricidad del pueblo de Canena ocurrió una explosión, resultando
dos obreros muertos y otros dos heridos.
En El Correo de la
Mañana, de
Badajoz, en el epígrafe De
provincias, se
publica De Jaén.
Explosión de una bomba. Dos muertos y dos heridos. Al recibir esta
madrugada el subsecretario del ministerio de la Gobernación a los
periodistas les ha comunicado que según informes recibidos ha
estallado una bomba en la sala de acumuladores de la Central
Eléctrica de Canena, de la provincia de Jaén. Dicha explosión ha
causado la muerte a dos obreros y ha herido a dos más, siendo el
estado de uno de ellos gravísimo.
En El Salmantino
se va más allá y dentro de noticias recibidas POR
TELÉGRAFO (recibida a las seis de la mañana),
y bajo el título Jaén.
Una explosión-Dos muertos,
se dice que En el
pueblo de Canena estalló ayer una bomba, matando a dos individuos e
hiriendo gravemente a otros dos. Los daños causados en el edificio
son importantes. Se atribuye este atentado a propósitos
verdaderamente criminales. La benemérita trabaja activamente en el
descubrimiento de los autores de este infame y sangriento suceso.
De
estas reseñas de la prensa de entonces, vemos como la noticia se va
transformando
y de recoger la versión oficial del Gobernador, de que se había
producido una explosión, se pasa a la información que se comunica
en Madrid a los periodistas de que se trata de una bomba, hasta la
versión de El
Salmantino, que
interpreta que se trata de un atentado criminal.
Meses
después, el 15 de junio de 1916, de nuevo el Director-Gerente de la
citada Compañía remite un escrito al Alcalde de Canena,
adjuntándole los certificados médicos de los dos operarios heridos,
expedidos por el
Sr. Médico de la Compañía en Úbeda, respecto a la curación de
los lesionados en el accidente ocurrido en la Central de Canena el 28
de Enero último, Don Eduardo Asmodia Gutiérrez y Francisco Vilches
Muñoz. El
primero recibió el alta el veintiséis de abril,
a petición propia... por trasladarse a Madrid, el cual presenta
cicatrizada en su mayor parte la extensa herida que sufrió en el
brazo derecho, quedándole solo algunos pequeños trayectos
fistulosos sostenidos por la eliminación de algunas esquirlas de
hueso; la fractura del húmero está consolidándose y tiene curadas
las demás lesiones, que en tiempo oportuno se hicieron constar,
producidas en el accidente ocurrido en la Central de Canena,
continuando por tanto impedido para todo trabajo profesional. El
segundo, Francisco Vilches, fue dado de alta el tres de mayo y quedó
con la pérdida de
la visión del ojo izquierdo, lo que constituye un caso de
incapacidad parcial permanente. En su vista esta Compañía en
cumplimiento a la regla 3ª del artículo 4º de la Ley de 30 de
enero de 1900 sobre accidentes del trabajo, concede a Francisco
Vilches Muñoz la indemnización de un año de salario con la
retribución que tenía el día en que le ocurrió el accidente, sean
600 pesetas por 300 días hábiles a 2 pesetas un, después de
deducidos los días festivos; cuya conformidad firma el interesado a
la margen (el
Conforme del interesado, que no sabe firmar, lo firma Pedro Delgado).
Con
la información que contiene este expediente, complementada con la
que nos ofrecen nuestros cronistas en el libro citado, podemos hacer
una reconstrucción aproximada de los hechos y de sus consecuencias.
Hacia las tres de la tarde del día 28 de enero de 1916, el montador
de la Compañía, venido de Madrid, Eduardo Asmodia Gutiérrez, está
realizando labores de mantenimiento en la sala de acumuladores de la
Central de Transformación, asistido por tres trabajadores, Enrique
Fuentes Arroyo (linarense, de 18 años), Francisco Acosta Raya
(baezano, de 20 años) y Francisco Vilches Muñoz (ruseño, de 19
años). Para estos trabajos se está utilizando una soldadura de
acetileno, gas altamente inflamable, y oxígeno, aplicada a través
de una manguera, que en algún punto ha sido recubierta con cinta
aislante para tapar algún pequeño orificio y evitar fugas.
Detectado el peligro de una fuga por parte del Encargado de la
Central, Francisco José Ruiz Rodríguez, éste da ordenes para que
suspendan inmediatamente el trabajo y sale de la sala para buscar en
los talleres material para reparar la manguera; son las tres y cinco
de la tarde y en ese momento se produce una fuerte explosión, que
hace volar el techo de la sala y destruir la batería de los
acumuladores en la que se está trabajando. Francisco José Ruiz se
refugia bajo un vagón y evita las heridas que le hubieran causado la
caída de palos, cascotes y otro material que provoca la explosión,
que se esparcen en un radio de más de cien metros en el entorno de
la Estación. El estruendo se oye en todo el pueblo, incluso en Rus,
a dos kilómetros de distancia. Dentro de la sala de acumuladores,
los cuatro operarios son sepultados por los escombros y sufren los
impactos del diverso material que provoca la explosión; dos de ellos
mueren, Enrique Fuentes Arroyo y Francisco Acosta Raya, y los otros
dos, Eduardo Asmodia y Francisco Vilches, resultan con heridas de
diversa consideración, de pronóstico grave.
Los compañeros de la Estación acuden en ayuda de los operarios,
rescatando a los dos heridos de los escombros y prestándoles los
primeros auxilios. Suponemos que pronto acudirían vecinos del pueblo
a ayudar, así como las autoridades locales y el médico de Canena,
D. Manuel Reyes Reyes, que es el que debió asistir a los heridos en
los primeros momentos. También se persona en el lugar el médico de
la Compañía, D. Bonifacio de la Cuadra y Martínez, que acompaña a
los heridos en su traslado al Hospital de Santiago, de Úbeda. Los
cadáveres de lo dos obreros muertos, una vez que las autoridades
judiciales ordenan su levantamiento, son conducidos al cementerio de
Canena.
Del accidente se levanta acta, que firman el Jefe de la Estación, el
Encargado de la Central y tres testigos (suponemos que trabajadores
de la Estación) y el médico certifica las lesiones que sufren los
dos heridos, documentación que está en poder del Director de la
Compañía, en Linares, el día 29 de enero, que la remite ese mismo
día al Alcalde de Canena.
En la tarde del día 28 la noticia se comunica al Gobernador, que la
traslada vía telegrama al Ministerio de la Gobernación, en Madrid,
cuyo Subsecretario la da a conocer a los periodistas en la madrugada
del día 29, llegando a las agencias de noticias y a los diarios
entre las cuatro y media y seis de la mañana, siendo difundida en
los diarios de ese día, 29 de enero.
Los
enfermos permanecen varios meses en el Hospital de Santiago. El
montador, Eduardo Asmodia, pide el alta voluntaria a finales de
abril, para marcharse a Madrid y allí restablecerse parece que
completamente de sus lesiones. A Francisco Vilches, que pasa tres
meses en el Hospital de Santiago, se le da de alta el tres de mayo,
quedándole como secuela la
pérdida permanente de la visión del ojo izquierdo, lo que se
considera una incapacidad parcial permanente.
La Ley de Accidentes del Trabajo de 1900 fue la primera ley que
contemplaba un seguro de accidentes. La indemnización estaba
vinculada al salario del trabajador. En el caso de los fallecidos, la
empresa debió correr con los gastos del sepelio y de una
indemnización a los familiares equivalente al salario de dos años.
De ahí, que en el acta del accidente se refleje el salario de cada
operario. En el caso de la incapacidad permanente total la
indemnización era equivalente al salario de un año. De acuerdo con
esto, la Compañía debió indemnizar a los familiares de Enrique
Fuentes Arroyo con 900 pesetas y a los de Francisco Acosta Raya con
1.200 pesetas. En el caso de Francisco Vilches, con una incapacidad
permanente parcial, la indemnización fue de 600 pesetas, equivalente
a un año de trabajo.
En
cuanto a las instalaciones, se reconstruyó la sala que sufrió la
explosión, pero el sistema de acumuladores destruido fue sustituido
por un suministro directo de corriente continua producida a través
de grandes dinamos unidas a motores eléctricos de gran potencia, que
posteriormente fueron también sustituidos por nuevos equipos
llamados conmutatrices, motores eléctricos en los que por unas
bornas le entraba corriente alterna y por otras salía la corriente
continua a 600 voltios necesaria, habiendo varios grupos de este
tipo6.
Este
fue el accidente más grave que tuvo lugar en la Estación de Canena,
aunque curiosamente ninguno de los afectados era canenero. Otros
accidentes tuvieron lugar en esta línea férrea durante los años
que estuvo funcionando, el más grave ocurrido el 17 de septiembre de
1932 entre Canena y Rus, en el que fallecieron cinco obreros y otros
trece resultaron heridos de diversa consideración.
1
Se pueden consultar, entre otros, el libro de los cronistas
oficiales de Canena M. TORRES GODOY y P. MARTÍNEZ GARCÍA, Canena:
Crónica del Siglo XX, Volumen I. Canena,
2014, pp. 65-95; la Breve Crónica de los tranvías de
Linares y La Loma (1904-1966),
de José Luis Giménez González.(http://perso.wanadoo.es/assotram);
y
http://www.spanishrailway.com/2012/03/29/ferrocarril-de-la-loma-linea-de-baeza-a-ubeda/
2
M. TORRES GODOY y P. MARTÍNEZ GARCÍA, Canena: Crónica del
Siglo XX, Volumen I. Canena,
2014, páginas 79-80.
3
M. TORRES GODOY y P. MARTÍNEZ GARCÍA, Canena: Crónica del
Siglo XX, Volumen I. Canena,
2014, página 80.
4
Archivo Municipal de Canena, Caja 307, carpeta 5.
5
Hemos encontrado tres referencias de Diarios de Madrid en la wed de
la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España
(http://www.bne.es/es/Catalogos/HemerotecaDigital/),
de El Imparcial, La Correspondencia de España y El Correo
Español. Y otras cinco
referencias aparecen en la prensa histórica de la wed del
Ministerio de Educación, Cultura y Deporte
(http://prensahistorica.mcu.es),
de los Diarios El Norte (de
Gerona), El Salmantino, El Iris Diario Católico (de
Ciudadela, Menorca), Correo de la Mañana (de
Badajoz) y La Correspondencia de Valencia.
6
M. TORRES GODOY y P. MARTÍNEZ GARCÍA, Canena: Crónica del
Siglo XX, Volumen I. Canena,
2014, página 81.
Texto de José Luis Reyes Lorite
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