viernes, 23 de diciembre de 2016

Historias de Canena: El accidente de 1916 en la Estación del Tranvía

Inaugurado el 6 de octubre de 1907, tras una tortuosa gestación, el Tranvía de La Loma, en sus casi 60 años de existencia (realizó su último servicio el 15 de enero de 1966), pasó por diversas vicisitudes y en sus instalaciones tuvieron lugar varios accidentes1. En Canena se estableció la Estación más importante, al ser el punto intermedio del recorrido, con una superficie de casi 4.200 metros cuadrados, en la que se encontraban las cocheras de las unidades móviles, los talleres y la central eléctrica de suministro para toda la línea.
Será en la central eléctrica donde tenga lugar el accidente más grave ocurrido en la Estación. La misión de esta central era transformar la corriente eléctrica alterna recibida a 25.000 voltios en la corriente continua a 600 voltios que era necesaria para el funcionamiento del tranvía. En principio, los 600 voltios eran suministrados a través de acumuladores (baterías) que se cargaban continuamente con dinamos movidas por motores eléctricos; existía una enorme nave con varias decenas de acumuladores, con una dimensión próxima al metro cúbico, para conseguir la potencia y la tensión necesaria, sistema que necesitaba una labor de mantenimiento2.
El accidente se produjo el 28 de enero de 1916; en él murieron dos trabajadores y otros dos resultaron heridos de gravedad. Los cronistas de Canena han hecho una breve reseña del accidente, aunque con algunas imprecisiones3. En el Archivo Municipal de Canena hay un expediente “de accidentes de trabajo. 1916: lesionados en central eléctrica”4, que completa el relato de cómo sucedieron los hechos.
En la foto se aprecia el edificio donde tuvo lugar el accidente, ya reconstruido. En primer plano chasis de un vagón en las vías de acceso a las cocheras. Fotografía tomada entre los años cuarenta y cincuenta del siglo XX. Fuente: Fototeca Ferrocarriles de la Fundación Sancho el Sabio
Transcribimos el acta de accidente del trabajo, que hace la Compañía del Ferrocarril Eléctrico de La Loma:
Ferrocarril Eléctrico de “La Loma”
Acta de Accidente del Trabajo
En la Estación de Canena, a 28 de Enero de 1.916, por los que suscriben se hace constar que siendo las 15 horas y 5 minutos se sintió una fuerte detonación dentro de la sala de acumuladores de esta Central de Transformación y acudiéndose apresuradamente se encontró que había sido volado el techo de la sala y destruida la batería, hallándose entre los escombros cuatro operarios que trabajaban dentro de dicha sala.
Se procedió seguidamente a extraer a dos operarios que se encontraban heridos, prestándoles los auxilios necesarios, dándose aviso a las autoridades locales y médicas, resultando además muertos dentro de la repetida sala los otros dos obreros restantes.
Después de asistidos convenientemente los heridos, que lo son de bastante gravedad, fueron conducidos al Hospital de Santiago de Úbeda por disposición facultativa, acompañados del médico de la Compañía, Don Bonifacio de la Cuadra, quien quedó encargado de su asistencia.
De los antecedentes adquiridos resulta que los datos personales de las víctimas son los siguientes:
Muerto: Enrique Fuentes Arroyo, natural de Linares, de 18 años de edad, hijo de Salvador Fuentes e Isabel Arroyo, vecinos de Úbeda y dotado con una peseta y cincuenta céntimos de jornal.
Muerto: Francisco Acosta Raya, natural de Baeza, de 20 años de edad, hijo de Luciano Acosta y Francisca Raya, vecinos de Baeza, dotado de dos pesetas de jornal.
Herido: Francisco Vilches Muñoz, natural de Rus, de 19 años de edad, hijo de Francisco Vilches y María Muñoz, dotado con dos pesetas de jornal.
Herido: Don Eduardo Asmodia, Montador de la Sociedad Española del Acumulador Tudor, de Madrid, dotado con el jornal de pesetas 17,50 diarias. Se desconocen los demás antecedentes personales.
Cuando fue ordenado por las Autoridades judiciales correspondientes se condujeron los cadáveres al cementerio de esta Población.
Y a los efectos de la Ley de accidentes del trabajo se establece la presente por duplicado en Canena, a 28 de Enero de 1.916. (sello T.E. La Loma Canena). (Firmada por el Encargado de la Central, Francisco J. Ruiz, El Jefe Estación, ¿Benito Córdoba Laguna?, y tres testigos, Ignacio Puentes, Manuel Garrido y Gabriel Ruiz.


Al día siguiente, 29 de enero, el médico de la Compañía, expide el siguiente certificado:
DON BONIFACIO DE LA CUADRA Y MARTÍNEZ, DOCTOR EN MEDICINA Y CIRUGÍA, MÉDICO DE LA SOCIEDAD TRACCIÓN ELÉCTRICA DE “LA LOMA”
CERTIFICA: Que en el día de ayer a consecuencia de una explosión ocurrida en la Central Eléctrica de Transformación de Canena, resultó el montador D. Eduardo Asmodia con las siguientes lesiones:
Quemaduras de 1º grado en la cara.
Una herida contusa en el brazo derecho penetrante hasta el hueso, con entrada en su tercio anterior y salida por el pliegue axilar con fractura completa del húmero.
Otra herida contusa en el tercio superior del muslo derecho, que penetrando por su parte antero-externa atraviesa las masas musculares y termina a unos tres dedos del pliegue inguino escrotal, subcutáneamente sin orificio de salida.
Otra herida contusa en la pierna del mismo lado, que penetrando por su tercio superior de la cara antero-interna atraviesa las partes blandas y termina subcutáneamente en su cara posterior.
Y últimamente otra herida también contusa que excava la cresta de la tibia, algo más por debajo de la anterior.
Además presenta este lesionado en la cara, manos y piernas, incrustaciones dérmicas de color negro azulado como si fueran de grano de carbón.
El estado del lesionado es grave y está incapacitado para prestar toda clase de trabajo profesional.
Asistido convenientemente en el lugar del accidente ha sido conducido al Hospital de Santiago de la Ciudad de Úbeda.
Así mismo el obrero Francisco Vilches Muñoz a consecuencia de la misma explosión resultó con quemaduras de 2º grado en la cara y manos; presenta gran inflamación en ambos párpados que por impedir su apertura no puede reconocerse aún el estado de las conjuntivas oculares y córneas; y la gran conmoción sufrida de la que todavía no está reaccionado hace su pronóstico reservado.
Por ahora está incapacitado de prestar ninguna clase de trabajo en el servicio que presta, siendo conducido también al Hospital de Santiago de Úbeda, donde se encuentra, después de ser asistido convenientemente en el lugar del accidente.
Y para que conste, en cumplimiento de lo dispuesto en el párrafo 1º del artículo 18 del Reglamento del 30 de Enero de 1900, sobre accidentes de trabajo, expido la presente por duplicado en Úbeda, a veintinueve de Enero de mil novecientos dieciséis.




El acta del accidente y el certificado médico son remitidos al Alcalde de Canena por el Director-Gerente de la COMPAGNIE D`ELECTRICITÉ & DE TRACTION EN ESPAGNE el 29 de enero, Armando Plasman, desde Linares, donde estaban las oficinas centrales de la Compañía, indicando en su escrito que oportunamente daré a conocer a V.S. cuando sean curados los citados individuos y el estado en que queden, como así mismo la resolución que se adopte respecto a los mismos, de acuerdo con las disposiciones vigentes. Por lo que respecta a los agentes fallecidos se han cumplido con las primeras obligaciones que impone dicha Ley. Dios guarde a V.S. muchos años. Linares, 29 de Enero de 1916.


El mismo día 29 de enero la noticia se recoge en numerosos diarios5. En la mayoría se hace una breve reseña. De las ocho referencias, en seis se dice que estalló una bomba y en dos, citando como fuente oficial al Gobernador, que se produjo una explosión. En La Correspondencia de España, dentro del epígrafe Alcance político, se dice El gobernador de Jaén comunica que en la sala de acumuladores de la fábrica de electricidad del pueblo de Canena ocurrió una explosión, resultando dos obreros muertos y otros dos heridos. En El Correo de la Mañana, de Badajoz, en el epígrafe De provincias, se publica De Jaén. Explosión de una bomba. Dos muertos y dos heridos. Al recibir esta madrugada el subsecretario del ministerio de la Gobernación a los periodistas les ha comunicado que según informes recibidos ha estallado una bomba en la sala de acumuladores de la Central Eléctrica de Canena, de la provincia de Jaén. Dicha explosión ha causado la muerte a dos obreros y ha herido a dos más, siendo el estado de uno de ellos gravísimo. En El Salmantino se va más allá y dentro de noticias recibidas POR TELÉGRAFO (recibida a las seis de la mañana), y bajo el título Jaén. Una explosión-Dos muertos, se dice que En el pueblo de Canena estalló ayer una bomba, matando a dos individuos e hiriendo gravemente a otros dos. Los daños causados en el edificio son importantes. Se atribuye este atentado a propósitos verdaderamente criminales. La benemérita trabaja activamente en el descubrimiento de los autores de este infame y sangriento suceso.


De estas reseñas de la prensa de entonces, vemos como la noticia se va transformando y de recoger la versión oficial del Gobernador, de que se había producido una explosión, se pasa a la información que se comunica en Madrid a los periodistas de que se trata de una bomba, hasta la versión de El Salmantino, que interpreta que se trata de un atentado criminal.
Meses después, el 15 de junio de 1916, de nuevo el Director-Gerente de la citada Compañía remite un escrito al Alcalde de Canena, adjuntándole los certificados médicos de los dos operarios heridos, expedidos por el Sr. Médico de la Compañía en Úbeda, respecto a la curación de los lesionados en el accidente ocurrido en la Central de Canena el 28 de Enero último, Don Eduardo Asmodia Gutiérrez y Francisco Vilches Muñoz. El primero recibió el alta el veintiséis de abril, a petición propia... por trasladarse a Madrid, el cual presenta cicatrizada en su mayor parte la extensa herida que sufrió en el brazo derecho, quedándole solo algunos pequeños trayectos fistulosos sostenidos por la eliminación de algunas esquirlas de hueso; la fractura del húmero está consolidándose y tiene curadas las demás lesiones, que en tiempo oportuno se hicieron constar, producidas en el accidente ocurrido en la Central de Canena, continuando por tanto impedido para todo trabajo profesional. El segundo, Francisco Vilches, fue dado de alta el tres de mayo y quedó con la pérdida de la visión del ojo izquierdo, lo que constituye un caso de incapacidad parcial permanente. En su vista esta Compañía en cumplimiento a la regla 3ª del artículo 4º de la Ley de 30 de enero de 1900 sobre accidentes del trabajo, concede a Francisco Vilches Muñoz la indemnización de un año de salario con la retribución que tenía el día en que le ocurrió el accidente, sean 600 pesetas por 300 días hábiles a 2 pesetas un, después de deducidos los días festivos; cuya conformidad firma el interesado a la margen (el Conforme del interesado, que no sabe firmar, lo firma Pedro Delgado).


Con la información que contiene este expediente, complementada con la que nos ofrecen nuestros cronistas en el libro citado, podemos hacer una reconstrucción aproximada de los hechos y de sus consecuencias.
Hacia las tres de la tarde del día 28 de enero de 1916, el montador de la Compañía, venido de Madrid, Eduardo Asmodia Gutiérrez, está realizando labores de mantenimiento en la sala de acumuladores de la Central de Transformación, asistido por tres trabajadores, Enrique Fuentes Arroyo (linarense, de 18 años), Francisco Acosta Raya (baezano, de 20 años) y Francisco Vilches Muñoz (ruseño, de 19 años). Para estos trabajos se está utilizando una soldadura de acetileno, gas altamente inflamable, y oxígeno, aplicada a través de una manguera, que en algún punto ha sido recubierta con cinta aislante para tapar algún pequeño orificio y evitar fugas. Detectado el peligro de una fuga por parte del Encargado de la Central, Francisco José Ruiz Rodríguez, éste da ordenes para que suspendan inmediatamente el trabajo y sale de la sala para buscar en los talleres material para reparar la manguera; son las tres y cinco de la tarde y en ese momento se produce una fuerte explosión, que hace volar el techo de la sala y destruir la batería de los acumuladores en la que se está trabajando. Francisco José Ruiz se refugia bajo un vagón y evita las heridas que le hubieran causado la caída de palos, cascotes y otro material que provoca la explosión, que se esparcen en un radio de más de cien metros en el entorno de la Estación. El estruendo se oye en todo el pueblo, incluso en Rus, a dos kilómetros de distancia. Dentro de la sala de acumuladores, los cuatro operarios son sepultados por los escombros y sufren los impactos del diverso material que provoca la explosión; dos de ellos mueren, Enrique Fuentes Arroyo y Francisco Acosta Raya, y los otros dos, Eduardo Asmodia y Francisco Vilches, resultan con heridas de diversa consideración, de pronóstico grave.
Los compañeros de la Estación acuden en ayuda de los operarios, rescatando a los dos heridos de los escombros y prestándoles los primeros auxilios. Suponemos que pronto acudirían vecinos del pueblo a ayudar, así como las autoridades locales y el médico de Canena, D. Manuel Reyes Reyes, que es el que debió asistir a los heridos en los primeros momentos. También se persona en el lugar el médico de la Compañía, D. Bonifacio de la Cuadra y Martínez, que acompaña a los heridos en su traslado al Hospital de Santiago, de Úbeda. Los cadáveres de lo dos obreros muertos, una vez que las autoridades judiciales ordenan su levantamiento, son conducidos al cementerio de Canena.
Del accidente se levanta acta, que firman el Jefe de la Estación, el Encargado de la Central y tres testigos (suponemos que trabajadores de la Estación) y el médico certifica las lesiones que sufren los dos heridos, documentación que está en poder del Director de la Compañía, en Linares, el día 29 de enero, que la remite ese mismo día al Alcalde de Canena.
En la tarde del día 28 la noticia se comunica al Gobernador, que la traslada vía telegrama al Ministerio de la Gobernación, en Madrid, cuyo Subsecretario la da a conocer a los periodistas en la madrugada del día 29, llegando a las agencias de noticias y a los diarios entre las cuatro y media y seis de la mañana, siendo difundida en los diarios de ese día, 29 de enero.
Los enfermos permanecen varios meses en el Hospital de Santiago. El montador, Eduardo Asmodia, pide el alta voluntaria a finales de abril, para marcharse a Madrid y allí restablecerse parece que completamente de sus lesiones. A Francisco Vilches, que pasa tres meses en el Hospital de Santiago, se le da de alta el tres de mayo, quedándole como secuela la pérdida permanente de la visión del ojo izquierdo, lo que se considera una incapacidad parcial permanente.
La Ley de Accidentes del Trabajo de 1900 fue la primera ley que contemplaba un seguro de accidentes. La indemnización estaba vinculada al salario del trabajador. En el caso de los fallecidos, la empresa debió correr con los gastos del sepelio y de una indemnización a los familiares equivalente al salario de dos años. De ahí, que en el acta del accidente se refleje el salario de cada operario. En el caso de la incapacidad permanente total la indemnización era equivalente al salario de un año. De acuerdo con esto, la Compañía debió indemnizar a los familiares de Enrique Fuentes Arroyo con 900 pesetas y a los de Francisco Acosta Raya con 1.200 pesetas. En el caso de Francisco Vilches, con una incapacidad permanente parcial, la indemnización fue de 600 pesetas, equivalente a un año de trabajo.
En cuanto a las instalaciones, se reconstruyó la sala que sufrió la explosión, pero el sistema de acumuladores destruido fue sustituido por un suministro directo de corriente continua producida a través de grandes dinamos unidas a motores eléctricos de gran potencia, que posteriormente fueron también sustituidos por nuevos equipos llamados conmutatrices, motores eléctricos en los que por unas bornas le entraba corriente alterna y por otras salía la corriente continua a 600 voltios necesaria, habiendo varios grupos de este tipo6.
Este fue el accidente más grave que tuvo lugar en la Estación de Canena, aunque curiosamente ninguno de los afectados era canenero. Otros accidentes tuvieron lugar en esta línea férrea durante los años que estuvo funcionando, el más grave ocurrido el 17 de septiembre de 1932 entre Canena y Rus, en el que fallecieron cinco obreros y otros trece resultaron heridos de diversa consideración. 
 
1 Se pueden consultar, entre otros, el libro de los cronistas oficiales de Canena M. TORRES GODOY y P. MARTÍNEZ GARCÍA, Canena: Crónica del Siglo XX, Volumen I. Canena, 2014, pp. 65-95; la Breve Crónica de los tranvías de Linares y La Loma (1904-1966), de José Luis Giménez González.(http://perso.wanadoo.es/assotram); y http://www.spanishrailway.com/2012/03/29/ferrocarril-de-la-loma-linea-de-baeza-a-ubeda/
2 M. TORRES GODOY y P. MARTÍNEZ GARCÍA, Canena: Crónica del Siglo XX, Volumen I. Canena, 2014, páginas 79-80.
3 M. TORRES GODOY y P. MARTÍNEZ GARCÍA, Canena: Crónica del Siglo XX, Volumen I. Canena, 2014, página 80.
4 Archivo Municipal de Canena, Caja 307, carpeta 5. 

5 Hemos encontrado tres referencias de Diarios de Madrid en la wed de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España (http://www.bne.es/es/Catalogos/HemerotecaDigital/), de El Imparcial, La Correspondencia de España y El Correo Español. Y otras cinco referencias aparecen en la prensa histórica de la wed del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (http://prensahistorica.mcu.es), de los Diarios El Norte (de Gerona), El Salmantino, El Iris Diario Católico (de Ciudadela, Menorca), Correo de la Mañana (de Badajoz) y La Correspondencia de Valencia.
6 M. TORRES GODOY y P. MARTÍNEZ GARCÍA, Canena: Crónica del Siglo XX, Volumen I. Canena, 2014, página 81.

Texto de José Luis Reyes Lorite

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