Como
en la segunda parte, he seguido conociendo más información, que me lleva a
rectificar o matizar algo de lo dicho anteriormente. En las aclaraciones con
las que iniciaba la segunda parte, decía que la primera mujer de Silverio de la
Presilla (el primer marido de la madre de la novia) fue María Manuela Godoy
Arza, que debía ser abuela o tía de Tomás Godoy Arza; suponía que la edad de
María Manuela no diferiría mucho de la de su marido, Silverio, que nació en
1828, y por ello descarté que fuera hermana de Tomás Godoy Arza, padre de la
novia, aunque tuviera los mismos apellidos. He podido consultar ahora el libro
de defunciones del Registro Civil, donde aparece la muerte de María Manuela, y
para mi sorpresa, ha resultado ser hermana de Tomás, y cuando muere, en junio
de 1875, tiene solo diecisiete años (entonces, Silverio, su marido, tenía 48
años), habiendo ya sido madre, en febrero de ese mismo año.
Seguimos
relatando a continuación otros aspectos de la vida de nuestro pueblo en el
primer tercio del siglo XX.
SUBSISTENCIAS.
ABASTECIMIENTO.
En
cuanto al abastecimiento, está constituida una Junta local de subsistencias,
encargada fundamentalmente de que no falte el trigo para el consumo del
vecindario; para ello se hacen inventarios de las existencias de trigo. Por
ejemplo, en el año 1918, hubo problemas para garantizar el suministro,
posiblemente por la carestía de los precios, lo que hacía que los agricultores
quisieran vender a precio libre más trigo del permitido, ya que una parte de la
producción la debían reservar a los panaderos de la población para el pan
destinado al vecindario, a precio tasado. El 18 de marzo de ese año, para
asegurar el suministro hasta la siguiente cosecha, se acuerda que la cantidad
de dos mil fanegas que se debían reservar se repartan proporcionalmente entre
los tenedores de trigo, notificándoles las cantidades que obligatoriamente
tienen que facilitar para el consumo referido y que se hagan públicos estos
acuerdos para conocimiento del vecindario y que por los agentes de la autoridad
se ejerza la debida vigilancia a fin de evitar se falte a los acuerdos
anteriores.
El 9 de junio se pone de manifiesto que algunos tenedores de trigo se resisten a vender el que les pertenece, ocasionando esto algunas protestas de los panaderos y particulares, acordándose por unanimidad que se cumpla con todo rigor los acuerdos anteriores sobre venta de trigo para la localidad al precio de tasa; que se prohíba terminantemente que los panaderos que elavoren el pan con el trigo que se les facilita a precio de tasa, lo vendan en la localidad y no fuera del término municipal y al precio tasado por esta Junta. A pesar de ello, el 24 de junio por el Sr. Presidente se dio cuenta que dichas existencias de trigo se habían terminado en la cantidad que había señalado para el consumo local a precio de tasa y que en vista de este inesperado incidente procedía tomar acuerdo con arreglo a las circunstancias para conseguir que no falte trigo para el consumo de la localidad. Los señores presentes después de discutir detenidamente sobre el asunto, acuerdan que como medida preventiva se prohíba en absoluto las salidas de trigo para fuera del término y que en vista de las circunstancias y hasta conocer las existencias de la presente recolección no se fije tasa especial para el trigo, quedando a la libre elección de los panaderos, dentro de los límites señalados por la Comisión General de subsistencias, o sea de 40 pesetas a 44 los 100 kilogramos.
Periódicamente
se suceden crisis de subsistencias, que sufren especialmente los jornaleros. La
escasez de trabajo es un problema estructural, que se agrava periódicamente en
épocas de temporales de lluvias o de malas cosechas. Un ejemplo de ello es la
situación que se vivió en marzo de 1916, constituyéndose una Junta de socorros,
para aliviar la situación de necesidad de los obreros pobres de este pueblo
durante los días 17 al 29 de Marzo del año 1916[1].
Una
comisión de jornaleros presenta una instancia el 15 de marzo de ese año, dirigida
al Alcalde, en la que dicen que los proletarios de la villa necesitan medios
para remediar las propias necesidades de la vida, deseamos que adopte los
medios lo antes posible, convocándose para el día siguiente una sesión
extraordinaria del Ayuntamiento, invitando a todos los vecinos contribuyentes
del término para que asistan y propongan medios para resolver la situación de
los obreros faltos de trabajo. Reunido el Ayuntamiento, con el objeto de
tomar acuerdo sobre la forma de remediar en lo posible la situación apurada en
que se encuentran varios obreros pobres de esta villa, por la falta de trabajo,
debido al temporal de lluvias presente, se acordó lo siguiente:
1º.
Ceder o donar el importe íntegro de la subasta de pastos y espigas con relación
a la subasta última celebrada, abonando con relación a la próxima, la
diferencia que pudiese resultar entre una y otra, toda vez que no se conoce el
resultado de la próxima, ni tampoco el asentimiento de algunos contribuyentes
que no han estado presentes y que el Ayuntamiento y contribuyentes reunidos
suponen estarán conformes en ceder.
2º.
Que el importe del donativo mencionado sea distribuido por una Junta que se
compondrá del Alcalde Presidente, dos concejales, asistidos de seis mayores
contribuyentes y tres obreros, para que conociendo la situación por que
atraviesa la clase trabajadora puedan más acertadamente aplicar este beneficio
en socorrro de los mayores necesitados, para lo cual deben inspirarse en un
espíritu de verdadero altruismo, que es el que comprende a la dignidad del
organismo designado y de cuyos resultados se prometen los señores reunidos y el
vecindario todo las legítimas esperanzas del acto que se realiza.
Con
lo que se dio por terminado el acto, previa la designación de la Junta antes
mencionada, para la que fueron designados los señores concejales D. Cipriano
Godoy Godoy, D. Manuel García Reyes, los contribuyentes D. Francisco Godoy
Martínez, D. Ildefonso Reyes Reyes, D. Rufino Godoy Godoy, D. Antonio García
Higueras, D. Manuel Niceto Reyes Godoy y D. Juan Barragán Herrera y los obreros
Ildefonso Serrano Cobo, D. Juan Filgaira Martínez y Francisco Tudela García,
firmando este acta todos los presentes (firman en torno a 20 personas).
El
mismo día 16, a las tres de la tarde, se reunieron los señores que componen
la Junta local nombrada para la distribución de los socorros a los obreros
pobres sin trabajo, y previa ligera discusión y teniendo en cuenta la premura
de tiempo y la urgencia de proceder con actividad a remediar la situación,
acuerdan que el socorro se comience a facilitar desde el día de mañana y que se
facilite en pan, asignándole a cada obrero el que a juicio de la Junta
necesite, teniendo en cuenta el número de personas que constituyan cada
familia. Que una vez halla terminado el temporal y se normalice el trabajo,
cese el socorro, reuniéndose nuevamente la Junta para practicar la liquidación
de las cantidades invertidas y tomando los acuerdos que las circunstancias
aconsejen.
Terminado
el objeto de la sesión, la Junta comisiona al Sr. Alcalde y a los concejales D. Manuel García Reyes y
D. Cipriano Godoy Godoy para que auxiliados del Secretario del Ayuntamiento se
encarguen de los demás detalles necesarios para la realización inmediata de lo
acordado y reparto de los socorros. Con
lo que se levantó la sesión y firman el acta los señores presentes.
El
día 27 de marzo, terminado el temporal y restablecido el trabajo para los
obreros de este pueblo, el alcalde
dicta una providencia para que cese el socorro desde el día siguiente, ordenando
la citación de la Junta para dar cuenta de lo gastado y tomar los acuerdos
necesarios, Junta que se reúne el 12 de abril, en la que … se dio cuenta por
el Sr. Presidente de la distribución de los socorros que se han repartido, cuyo
detalle y cuenta se pusieron sobre la mesa y de los que resulta haberse
socorrido desde el día 17 al 27 del actual, ambos inclusive, importando el
socorro de pan la suma de ochocientas sesenta y tres pesetas cincuenta céntimos
y en jornales para dar trabajo durante los días 28 y 29 a varios obreros en los
caminos públicos, cuarenta y nueve pesetas veinticinco céntimos, ascendiendo
todo a la suma de novecientas doce pesetas setenta y cinco céntimos. Los
señores reunidos, en vista de los datos que quedan consignados y teniendo en cuenta
el acuerdo tomado en la reunión de diez y seis de los corrientes, después de
ligera discusión, acordaron que la expresada cantidad, deducidas cincuenta
pesetas, que en concepto de donativos en metálico han entregado algunos
vecinos, cuya relación está también sobre la mesa, se reparta en su día sobre
el importe de los pastos y las espigas de este término en el verano próximo,
haciendo entrega a los contribuyentes propietarios del resto de dicho importe,
excepción del 10 por 100, que quedará a favor del municipio en concepto de
donativo.
Que
se entienda modificado el mencionado acuerdo de diez y seis del actual en este
sentido, por considerarlo así más equitativo y justo.
No
habiento otros asuntos, se acuerda levantar la presente acta, a la que se unirán
los documentos justificantes de todo lo actuado y las liquidaciones que en su
día se practiquen, para conocimiento de los contribuyentes y la firman los
señores presentes, de que certifico.
En
el expediente se detalla la cuenta justificada de las cantidades invertidas
en socorrer a los obreros pobres durante los días 17 al 27 de marzo,
repartiéndose 200 panes diarios los ochos primeros días y 180 panes los tres
últimos, a 0,42 y 0,40 pesetas/pan, más
varios jornales los días 28 y 29, así como la lista de los donativos para
los socorros que se mencionan. Son ocho las personas donantes, entre ellos
el párroco, Andrés Fernández Fernández, dos con 10 pesetas y seis con 5, para
un total de 50 pesetas.
En
diciembre de 1930 había una persistente crisis de trabajo del campo, por
la escasez de cosecha de aceituna. Por ello el Ayuntamiento acordó invertir
en trabajos de caminos y vías públicas la consignación que hay en el
presupuesto para calamidades públicas, porque así debe considerarse la falta de
trabajo debida a la escasez de cosecha de aceituna en el año presente. El
11 de enero de 1931, por el propio Sr. Presidente se manifestó a los señores
de la Comisión que debido a la escasez de la cosecha de aceituna, continúa la
crisis de trabajo en esta localidad, siendo constante la petición de trabajo
por la clase jornalera; y para remediar en parte y hasta que los trabajos del
camino vecinal de esta a Los Escuderos se generalicen y den ocupación a todos
los obreros sin trabajo, proponía continuaran los del Camino de la Estación de
este pueblo y dar ocupación a los que se puedan invertir en las obras de
reparación de dicho camino.
Los
señores presentes, oídas las manifestaciones del Sr. Presidente y reconociendo
la necesidad de facilitar trabajo a la clase obrera en paro forzoso, en la
medida que permitan las consignaciones del presupuesto, acuerdan por unanimidad
que se continúen las expresadas obras de reparación de dicho camino, así como
del puente llamado del Matadero.
La
crisis de trabajo persistió en todo el invierno y en la sesión de la Comisión
municipal permanente de 8 de marzo de 1931 se acuerda que una comisión del
Ayuntamiento visite al Excmo. Sr. Gobernador civil de la provincia para
exponerle la situación de la clase trabajadora de este pueblo y pedir que los
trabajos del camino de esta villa a la Alhambra y Escuderos se intensifiquen, a
fin de que puedan tener ocupación el mayor número de obreros de esta villa.
Por
lo que reflejan las actas municipales, durante la II República la situación de
los jornaleros no mejora, ya que hay constantes alusiones a las dificultades
por las que atraviesan, que se debieron agravar con el Decreto de Términos
Municipales, promulgado el 20 de abril de 1931.[2]
En
noviembre de 1931 el temporal de lluvias hace que la crisis de trabajo se
agudice y de nuevo el ayuntamiento socorre a las familias más necesitadas.
En
el otoño de 1934 se volvió a repetir la situación. El temporal de lluvias
impedía el trabajo agrícola y en la sesión del pleno del Ayuntamiento de 11 de
noviembre por el Sr. Presidente se manifestó que una Comisión de obreros en
paro forzoso, debido al actual temporal de lluvias, le había visitado pidiendo
que por el Ayuntamiento se les auxilie en algún socorro para remediar la triste
situación en que se encuentran, lo que sometió a la consideración de la
Corporación, para que tome el acuerdo que estime oportuno.
Los
señores Concejales presentes, después de breve discusión sobre este asunto,
acordaron por unanimidad que considerando este caso como una calamidad pública
se proceda a socorrer a aquellos obreros vecinos de esta que se encuentren
verdaderamente necesitados, con raciones de pan, según el número de familiares
que cada uno tenga, invirtiendo en los socorros la cantidad consignada en el
presupuesto para calamidades públicas.
Una
semana después, en la sesión del 18 de noviembre, el Sr. Presidente
manifestó a los señores reunidos que como todos saben persiste el temporal de
lluvias; a causa de esto la crisis de trabajo del campo se acentúa de una
manera alarmente, siendo muchos los trabajadores que carecen de lo más
necesario para subsistir y que los fondos que hay consignados para calamidades
públicas han sido invertidos en socorros en raciones de pan a los obreros
necesitados, no existiendo en el presupuesto de gastos, según datos facilitados
por el Secretario-Interventor, otra consignación que pudiera invertirse en esta
clase de auxilios que la cantidad consignada para funciones y festejos.
La
Corporación, oídas las manifestaciones de la Presidencia y teniendo en cuenta
que los fondos consignados para festejos, parte de ellos han de ser el día que
se proceda a su inversión para repartir raciones de pan para los pobres de la
población, acuerdan por unanimidad que durante los días que continúe el
temporal de lluvias y los trabajos del campo no se puedan realizar, se continúe
facilitando raciones de pan a los obreros necesitados, con cargo a la referida consignación de funciones y
festejos.
En
la sesión del pleno de 16 de diciembre, se aprueban, entre otras, cuatro
cuentas, por un total de 578,85 pesetas, importe de los 1113 kilos de pan
repartidos entre los obreros parados:
Otra
de 154,00, por trescientos cuarenta kilos de pan suministrados al Ayuntamiento
por Juan Tovaruela García, para repartirlo entre los obreros parados durante el
temporal de lluvias en el pasado mes de Noviembre.
Otra
de 115,50 pesetas, por doscientos diez kilos de pan del vecino de esta,
Francisco Martínez Guillén, con igual inversión que el anterior.
Otra
de ptas., 110,00, por doscientos kilos de pan de Manuel Godoy Vilches, para
repartirlo como los anteriores.
Otra
de ptas., 199,65, que importan trescientos sesenta y tres kilos de pan, de
Pedro Ortega Ponce, para repartilo también como los anteriores.
ARRENDAMIENTO DE PASTOS Y ESPIGAS.
Como
hemos visto, en la primavera de 1916 los apuros de los obreros, derivados de la
falta de trabajo que las lluvias había provocado, se intentan solventar con la
cesión por los propietarios de las espigas y pastos. Las espigas y pastos eran
una parte del aprovechamiento de la tierra calma, tras la recolección de la
cosecha. En vez de arrendarlos individualmente, los propietarios pedían al
Ayuntamiento que los subastará la de todos ellos, en común. La subasta se
celebraba todos los años entre mayo y junio. Se trataba de subastar las espigas
de los cereales (trigo, cebada, escaña) y los pastos de los rastrojos. Para
ello, la tierra calma del término municipal se dividía en cuatro cuartos, tres
situados en la margen izquierda del royo y el cuarto en la margen
derecha:
Cuarto
número 1. Comprende los terrenos desde el término de Rus, margen izquierda del
arroyo de la Yedra hasta el camino de Ibros, los Cambrones y Cuesta Iniesta, al
arroyo Casa Garzón (con una superficie de 199 cuerdas de
espigas en 1915).
Cuarto
número 2. Comprende desde el Camino de Cuesta Iniesta, hasta el término de
Ibros por el Poniente y Norte, y por el Saliente con la vereda del Hacho, hasta
salir por el Cerro de las Grullas y desde este punto toda la vereda seguida
hasta el haza llamada de Don Enrique Teruel y el padrón abajo hasta llegar al
arroyo de la Yedra (de
176 cuerdas de espigas en 1915).
Cuarto
número 3. Comprende los demás terrenos desde la cuesta llamada del Acho hasta
el Arroyo del mismo nombre por Poniente y Sur; hasta el término de Ibros (con 213 cuerdas de espigas).
Cuarto
número 4. Comprende todo el terreno existente entre el Arroyo de la Yedra y en
su margen derecha y el término de Rus (con
270 cuerdas).
El
Arroyo de Canena sirve de abrevadero en cada punto para los ganados que
aprovechan los diferentes cuartos.
Para
llevar a cabo el arrendamiento, el Ayuntamiento nombraba una Comisión y se
redactaba un pliego de condiciones, que en 1917 fueron éstas[3]:
Primera.-
La subasta tendrá lugar en las casas consistoriales de esta villa el día
veintisiete del actual y hora de diez a doce del mismo.
Segunda.-
El aprovechamiento de los pastos dará principio el día primero de junio
entrante y terminará el treinta de septiembre del año actual.
Tercera.-
El tipo de subasta será para todos los cuartos el de dos pesetas cincuenta
céntimos fanega de tierra de espigas y pastos y una peseta fanega de pastos
solas; entendiéndose como espigas las de escaña.
Cuarta.-
Las pujas que se hagan por mejorar estos tipos no serán menores de diez
céntimos sobre cuerda de espigas y pastos, correspondiendo la tercera parte a
los pastos solos.
Quinta.-
Sobre el tipo de remate se impondrá el 10 % para gastos de Administración a
favor del Ayuntamiento.
Sexta.-
Para hacer postura, se exigirá a los licitadores un depósito provisional de
cincuentas pesetas para cada cuarto que subaste.
Séptima.-
El rematante de uno o varios cuartos prestará garantía a responder del importe
de ellos, a satisfacción de la Junta o Comisión encargada, bien con fianza personal
o metálica o hipotecaria.
Octava.-
El pago tanto de las espigas y los pastos se verificará para el día quince de
agosto próximo al comisionado que dirige la Junta.
Novena.-
Durante la época de recolección de cereales les será permitido a los dueños de
fincas pastar con las caballerías a los de su propiedad, siempre que estas
caballerías sean las que hagan los trabajos respectivos.
Décima.-
El rematante de un cuarto será responsable de los daños que se causen en los
suyos respectivos, a menos que presente o justifique quien sea el dañador.
Undécima.-
A cada rematante de cuartos le será concedido por la Alcaldía el nombramiento
de un guarda de campo municipal honorario para el reguardo del suyo respectivo
y a favor de la persona que designe, siempre que sea un vecino de esta villa y
reúna las condiciones necesarias para el desempeño del cargo.
En
Canena, a 25 de mayo de 1917
La
subasta se llevó a cabo el 27 de mayo, siendo adjudicados los cuartos primero y
cuarto a Manuel Jurado Galera, el tercero a Miguel Ruiz García y el segundo a
Antonio Ruiz Ruiz, en todos los casos al precio de dos pesetas cincuenta
céntimos cuerda de espigas y pastos y una peseta la de pastos solos[4].
En condiciones normales, el importe obtenido en la subasta se subdividía entre
los propietarios de las tierras, percibiendo cada uno lo que le correspondiera;
los adjudicatarios de la subasta tenían que entregar además un diez por ciento
adicional, en concepto de gastos de Administración a favor del Ayuntamiento.
En ocasiones, como en esta de 1916, los
propietarios podían ceder el aprovechamiento de las espigas o el importe de la
subasta de los pastos o parte de él para que el Ayuntamiento lo pudiera
utilizar en otros fines, como ocurrió también en los años de la Segunda
República. Ya en la primavera de 1931, a propuesta del Ayuntamiento, los
propietarios cedieron las espigas de trigo a beneficio de los obreros pobres,
ampliándose esta cesión en 1932 a las espigas de cebada. En 1933 se mantuvo
esta cesión, pero también se cedió el importe de la subasta de los pastos en
favor de los fondos especiales para remediar el paro forzoso de obreros de esta
localidad. Estos fondos estaban destinados a dar trabajo a los obreros en
el arreglo de los caminos del término o en otras obras públicas análogas.
El
Ayuntamiento también arrendaba los pastos de invierno, de caminos, arroyos y
tierras vacías aprovechables de su propiedad, aprovechándose hasta el 31 de
mayo de cada año.
CONFLICTIVIDAD
SOCIAL. LA BANDERA ROJA.
Son
años en los que la clase obrera, los jornaleros, comienzan a organizarse. Al
menos desde principios de siglo va promulgándose la primera legislación social.
Por Real Decreto de 23 de abril de 1903 se crea el Instituto de Reformas
Sociales, como el órgano adecuado para frenar la conflictividad que se
avecinaba, actuando, al mismo tiempo, como organismo técnico capaz de crear la
necesaria legislación laboral y como freno a las reivindicaciones obreras en
materia social; finalmente, el mismo organismo tendría las atribuciones
precisas para que las leyes tutelares se cumplieran por medio de agentes
inspectores. Paralelamente, por Real orden de 3 de agosto de 1904, se regulan
las normas de constitución y funcionamiento de las Juntas de Reformas Sociales
a nivel local y provincial, nacidas con el objeto de inspeccionar todo centro
de trabajo, procurar el establecimiento de Jurados mixtos de patronos y
obreros, entender de las reclamaciones que unos y otros sometan a su
deliberación y velar por el cumplimiento de la Ley, singularmente donde se reúnen
obreros de ambos sexos, para que se observe una disciplina que evite todo
quebranto de la moral o de las buenas costumbres; son, además, órganos
consultivos de los alcaldes. La Junta
local de Reformas Sociales está presidida por el Alcalde, de ella forman
parte como miembros natos el párroco y el médico del pueblo y un máximo de seis
vocales por parte de los patronos y otros seis por parte de los obreros.
Constitución de la Junta Local de
Reformas Sociales en 1923 y electores de la clase patronal y de la clase obrera
En
Canena, los obreros fundan “La Bandera Roja, Sociedad Socialista de Oficios
Varios”, y como contrapartida se crea el Sindicato Agrario Católico,
mientras que los patronos se organizan en torno al Casino Primitivo y al Casino
Liberal.
Se
negocian las condiciones de trabajo, tanto para la recolección de la aceituna
como para la de cereales, como sucedió en el invierno de 1919 y verano de 1920[5].
El
15 de noviembre de 1919, La Bandera Roja remitió un escrito al Sr.
Presidente de la Junta de Reformas Sociales de Canena por el que presentan a la
clase patronal las nuevas bases de trabajo para la próxima recolección de la
aceituna:
Sr.
Presidente de la Junta de Reformas Sociales
Sr.
Presidente. Reunida la sociedad “La Bandera Roja”, todos de común acuerdo
presentan a la clase Patronal las nuevas Bases de trabajo para la próxima
recolección de la aceituna. Dichas bases perdurarán hasta último del próximo
Marzo.
1ª.
Abolición del trabajo a destajo.
2ª.
En las interrupciones por efecto de lluvias u otros incidentes percibirá todo
el que trabaje la cantidad correspondiente a cada hora invertida desde su
salida hasta su regreso con arreglo al jornal.
3ª.
Los hombres percibirán de salario la cantidad de 6 pesetas.
4ª.
Las mujeres ganarán por jornada 3 pesetas.
5ª.
Los que no puedan por ser menor de edad conceptuarse como hombres ganarán 4
pesetas y los menores el jornal será convencional por los patronos y el
interesado.
6ª.
No podrán ser admitidos obreros forasteros mientras halla parados en la
localidad y en caso necesario serán admitidos previo convenio con esta
sociedad, al objeto de que estos procedan de las Sociedades de obreros de los
pueblos limítrofes.
7ª.
Se constituirá un tribunal arbitral compuesto por un representente de la clase
patronal y otro de los obreros y estará presidido por el Sr. Presidente de la
Junta local de Reformas Sociales, cuyo tribunal organice y vele por el exacto
cumplimiento de estas bases, para lo cual impondrá las multas correspondientes
a las faltas a que hubiere lugar.
8ª.
En las fábricas y molinos aceiteros se observarán para los obreros el mismo
salario y las mismas condiciones que para los obreros del campo.
9ª.
Como ésta pertenece oficialmente al comité provincial de sociedades obreras de
resistencia y como consecuencia de ello tiene el deber ineludible de prestar
solidaridad en caso preciso a las demás sociedades obreras de toda España, aún
teniendo estas bases formadas, se reserba el derecho de declarar la Huelga
General si las circunstancias lo exijieran.
No
teniendo más que cominicarles, se despiden de V.
La
comisión (firman Manuel Megías y Álvaro Beltrán).
El
día siguiente, 16 de noviembre, los patronos presentan las Conclusiones
acordadas por los patronos para reglamentar el trabajo en la presente
recolección de la aceituna.
1ª.
Jornal durante la recolección, 16 reales jornal de hombre y 8 reales jornal de
mujer. Demás jornales de esporteros y rabeleros a precios convencionales.
2ª.
Libertad de contratar a destajo con el precio desde 6 reales a 8 reales
hectólitro según el estado de cosecha.
3ª.
Usos y costumbres de años anteriores, suprimiendo las paradas a fumar, o lo que
es lo mismo que desde que se empieza por la mañana hasta que se da de mano no
se deja de trabajar más tiempo que una hora para comer.
4ª.
En igualdad de condiciones, serán preferidos los del pueblo y en caso de
ventaja, queda en libertad el patrono.
Estas
conclusiones se entiende que son para la recolección actual, sin que obligue a
nada posterior.
Se
ruega a todos los patronos que estén conformes con estas bases presten en esta
su firma de conformidad y queda obligado a respetarlos tal y conforme es. (lo
firman en torno a 35 patronos).
Como
podemos apreciar, las posturas eran bastantes divergentes. El día 2 de
diciembre se reúne una Comisión de patronos y obreros para tratar sobre las
bases de contratación del trabajo durante la presente recolección de la
aceituna, llegándose finalmente a un acuerdo.
En
la villa de Canena, a dos de diciembre de mil novecientos diez y nueve, siendo
las once, se reunieron en las Casas Consistoriales, convocados por el Sr.
Alcalde accidental, Don Manuel Niceto Reyes Godoy y bajo su presidencia, los
señores patronos y obreros cuyos nombres al margen se expresan, al objeto de
tratar de llegar a un acuerdo sobre las bases para la contratación del trabajo
durante la presente recolección de aceituna.
Declarado
abierto el acto, el Sr. presidente ordenó a mí, el Secretario, la lectura de la
comunicación del Iltmo. Sr. Gobernador civil de la provincia, recomendando a la
Alcaldía esta reunión y que para la contratación del trabajo se tengan en
cuenta las bases establecidas en los pueblos de Porcuna y Mancha Real; leída
dicha disposición y las referidas bases, que están insertas en el periódico “La
Regeneración” y enterados de una y otras todos los señores presentes, por los
señores que representan la clase patronal se propusieron las bases siguientes:
1ª.
Precio del jornal de hombres, a cuatro pesetas veinticinco céntimos; y el de
las mujeres dos pesetas, en la recolección de la aceituna.
2ª.
Los muchachos menores de diez y siete años el precio del jornal será
convencional entre el patrono y el obrero y la mujer desde los diez y seis
años.
3ª.
El trabajo se efecturará con arreglo a los usos y costumbres en este pueblo.
4ª.
Se podrá fumar una vez por la mañana y otra por la tarde, no excediendo cada
una de diez minutos.
5ª.
Libertad de contratar el trabajo de la recolección de la aceituna a destajo,
prefiriendo para la contratación a los obreros de esta localidad, siendo el
precio mínimo del hectólitro el de una
peseta setenta y cinco céntimos.
Los
representantes de la clase obrera, conocidas que fueron estas bases,
manifestaron respecto de cada una de ellas,
1ª.
Que consideran poco remunerado el trabajo en el precio del jornal señalado en
esta base, la que aceptarían siendo el de cinco pesetas y dos pesetas cincuenta
céntimos las mujeres.
2ª.
Que la aceptan tal y como está propuesta por la clase patronal.
3ª.
Que también la aceptan y están conformes con ella.
4ª.
Que igualmente están conformes en esta base.
5ª.
Que no aceptan esta base por considerar no es
conveniente ni a una y otra clase que los trabajos de la recolección de
la aceituna se verifiquen de esa forma.
El
Sr. alcalde, en vista de que la diferencia que existe en el precio del jornal
de hombre es de setenta y cinco céntimos y en el de mujer cincuenta céntimos,
requirió a los reunidos tanto patronos como obreros para que inspirándose en el
mejor deseo y en la conveniencia de llegar a un arreglo y quedar conformes en
la base primera, modifiquen cada una de las partes algo de lo que a sus
intereses respecta y procuren ponerse de acuerdo en este punto. Discutido
suficientemente este punto se llegó al acuerdo de que el jornal de hombre sea
de cuatro pesetas cincuenta céntimos y dos pesetas veiniticinco céntimos las
mujeres.
Respecto
a la base 5ª, que trata del trabajo a destajo, se acuerda que si las leyes que
regulan el trabajo autorizan esta forma de contratación, sea respetada.
También
se estipula de común acuerdo que la salida al trabajo sea al toque de ave maría
de la mañana.
Con
lo que se dio por terminada esta reunión, firmando los presentes acuerdos todos
los señores presentes, de que yo el Secretario del Ayuntamiento certifico.
(firman como patronos Francisco Godoy Reyes, Manuel Godoy Reyes, Trinidad Godoy
Martínez, Juan A. Rascón Trillo, Juan Reyes Godoy, Manuel Godoy García, Miguel
Herrera Godoy y Juan Ruiz Jódar. Como obreros, Manuel Jódar Galera, Álvaro
Beltrán López, José María Sánchez Reigs y José Lorite Díaz).
Algo
similar se planteó en la siguiente recolección de cereales, para el verano de
1920. El 20 de mayo La Bandera Roja presentó las bases para la
recolección de cereales. El 1 de junio se reúnen los patronos, en el
ayuntamiento, convocados por el señor alcalde, Manuel Godoy García, para
cambiar impresiones respecto a la huelga planteada por la sociedad La
Bandera Roja, acordando mantener las bases que habían acordado previamente
con el Sindicato Católico Agrario (del
que formaban parte tanto patronos como obreros) el 21 de mayo. En este caso, lo
que no sabemos es si se llegó a un acuerdo posterior o no.
La
Bandera Roja
organizaba también otras acciones. En el Archivo Municipal hay un expediente
relativo a esta Sociedad, con escritos de los sucesivos presidentes informando
al Alcalde de la celebración de mítines ”de carácter societario y sociológico”,
con participación de oradores venidos de otras localidades. Uno de ellos será
Ramón Lamoneda Fernández, de Madrid, que había nacido en Begíjar, llegando a
formar parte del Partido Comunista, reingresando durante la República en el
PSOE y siendo el último Secretario General del PSOE nombrado en España hasta la
muerte de Franco. En septiembre de 1919 es presidente de la Sociedad Álvaro
Beltrán y su secretario Manuel Megías Ruiz; este último, ya como Presidente, el
18 de septiembre de 1920, teniendo 33 años, informa al Alcalde que a las nueve
de la noche del día siguiente se celebrará una velada sociológica y
societaria en el domicilio social de “La Bandera Roja”, en la que tomarán parte
oradores de varias localidades, para protestar de las deportaciones a Fernando
Poó, de la suspensión de las garantías constitucionales y cuantas
arbitrariedades está cometiendo el gobierno con las clases trabajadoras y
cuanto se relaciona con la aspiración de transformar la sociedad presente por
otra más justa y progresiva. Por escrito de ese mismo día, el Alcalde, teniendo
en cuenta la forma en que está redactado dicho escrito y altas razones de orden
público, deniego la petición. El 13 de abril de 1920 dirigen un escrito al
Alcalde, con tres puntos, el primero sobre la sustitución de los componentes de
la Junta de Subsistencias, por no obrar de acuerdo a la Ley y no distribuir el
trigo sobrante correctamente; el segundo, sobre la renovación de la Junta de
reformas sociales, y el tercero solicitando acciones para hacer desaparecer el
juego, que no está autorizado por la ley. El 29 de abril de ese año, por
escrito dirigido al Alcalde, solicitan realizar una manifestación el 1º de Mayo
para pedir la jornada de 8 horas, no autorizándoselo el Alcalde.
Sr.
Alcalde
Manuel
Jódar Galera, casado, de 32 años, jornalero, vecino de esta villa y habitante
calle de Tetuán, núm. , en nombre propio
y de varios compañeros que desean realizar una manifestación para pedir la
jornada de 8 horas de trabajo en el próximo día 1.º de Mayo, que partiendo de
la Sociedad La Bandera Roja pase por las calles Nueva, Baja, Iglesia, Plaza del
Ayuntamiento, Cecilio López, Calle Plazuela, Remedios, Conejero a la Sociedad,
donde se disolverá después de pronunciar algunos discursos alusivos a la fecha
del 1.º de Mayo, solicita de V. por medio de la presente, el permiso previo y
por escrito que para realizar dicho acto previene el art. 3.º de la vigente ley
de Reuniones de 15 de Junio de 1880.
Lo
que tengo el gusto de solicitar de V. a los fines consiguientes.
Viva
V. muchos años.
Canena,
29 de Abril 1920 (firmado Manuel Jódar)
Sr.
Alcalde Constitucional de esta Villa
Providencia:
No se autoriza la manifestación fundamentando la negativa en las disposiciones
de la R.O. de 29 de abril e 1891. El Alcalde.
La
Bandera Roja será la
única organización política y sindical constituida en Canena afín a la
República, y como tal será la que proponga a los miembros del Consejo municipal
que gobernará Canena desde enero de 1937 a abril de 1939.[6]
![]() |
Tarjeta de asociado de la Sociedad Socialista de oficios varios La Bandera Roja |
LA
ELECTRICIDAD. EL TRANVÍA. LA FARMACIA.
El
segundo decenio del siglo XX trae a Canena la electricidad, tanto para el
alumbrado público, como para las casas de los vecinos. En la sesión ordinaria
del Ayuntamiento de 9 de marzo de 1912, la
corporación conoció de una solicitud que Don Julián Gadea Puche, vecino de la
ciudad de Baeza, dirige al Ayuntamiento solicitando se le conceda la
autorización correspondiente para hacer el tendido de una red de cables
eléctricos protegidos dentro de la población para instalar el alumbrado
eléctrico a los vecinos de esta que lo deseen;
para lo cual solicita también se le permita la construcción de una
casilla de tres metros cuadrados de superficie, para instalar y aislar los
transformadores necesarios. La corporación después de breve discusión sobre el
asunto y visto que lo solicitado por Don Julián Gadea Puche no perjudica en
nada los intereses generales del vecindario, puesto que los cables que ofrece
han de ser protegidos y colocados con arreglo a las disposiciones vigentes
sobre la materia de que se trata para la seguridad del mismo, acordó conceder
la autorización solicitada para la instalación de la casilla donde ha de
colocar los aparatos de transformación se le ceden tres metros de terreno
cuadrados en el sitio “El Cantón”, entre
los caminos de Rus y Baeza,
que se deslindan al norte con el camino de Rus, al saliente con terrenos de
Tomás Godoy, al sur con el mismo; y al
poniente con el camino de Baeza.
Poco
tiempo después Julián Gadea debió pasar la explotación a Cristóbal Torres
Ayllón.
La
línea de alta tensión llegaba a Canena por el camino de la Alhambra,
posiblemente desde el Vado de las Oyas. A principios de 1924 debía estar en mal
estado, de tal manera que suponía un peligro, por la posible caída de los
postes y el riesgo de provocar un incendio en el Ejido, sobre todo en la época
de la trilla. Por ello, en la sesión de 13 de enero de ese año por el
concejal Sr. García Reyes se hizo presente el mal estado en que se encuentra la
línea eléctrica de alta tensión que desde la Alhambra conduce la fuerza
eléctrica a la central de este pueblo, amenazando peligro a las personas que
transitan por el camino vecinal por donde está instalada y a los intereses del
vecindario, pues pasa por el Egido público y en la época de recolección de
cereales constituye un serio peligro, dada la … de los postes, que con
frecuencia y a la menor variación del tiempo suelen caerse como ha sucedido
recientemente. La Corporación de acuerdo con lo denunciado por dicho Sr.
concejal acuerda se requiera a la Compañía “¿Mengemor?”, propietaria de dicha
línea, para que a la brevedad posible ponga la referida línea en condiciones de
seguridad y antes del verano próximo varíe ésta en forma que no pase por el
Egido de esta villa.
Será
Cristóbal Torres Ayllón el que suministrará la energía eléctrica en Canena,
tanto en las casas de los vecinos como en el alumbrado público.[7]
Otro
avance importante lo había constituido la entrada en funcionamiento del tranvía
de La Loma, al que hicimos referencia en esta entrada del blog (http://historiasdecanena.blogspot.com.es/2016/12/historias-de-canena-el-accidente-de.html).
Años
antes, en 1907, se abrió la primera farmacia que hubo en Canena, a cargo del
farmaceútico Francisco Pedrido Pérez, natural de Santiago de Compostela; en
1918[8]
vivía en la calle Remedios, número 4, donde posiblemente tuviera la farmacia,
muriendo el 30 de marzo de 1922, con 73 años; algunos recordarán a su hija,
“Mariquita” Pedrido, que, estando viviendo en Alemania, facilitó que muchos
caneneros emigraran a ese país en busca de trabajo en los años 50 y 60 del
siglo pasado. A la muerte de Francisco
Pedrido, Canena se quedó sin farmacia; aunque en los años siguientes en varias
ocasiones se sacó la plaza a concurso, nadie la pedía y se quedaba vacante.
Hasta la sesión del Ayuntamiento de 11 de agosto de 1935 no he vuelto a constatar
que hubiera de nuevo farmacia en Canena, figurando en esa fecha ya como
farmacéutico de Canena D. Sebastián Lorente Fernández, que tenía la farmacia en
la calle Iglesia[9]. Entre 1922 y 1935 los medicamentos necesarios
para los vecinos de Canena debieron ser suministrados por el farmaceútico de
Rus, como se atestigua en el acta de la sesión de la Comisión Municipal
Permanente de 27 de enero de 1930[10],
en la que el señor Presidente propuso a la Comisión, que como se viene
verificando, los medicamentos necesarios para la beneficiencia municipal los
suministre el farmacéutico de Rus, D. Rufino Reyes Godoy, con arreglo a la
tarifa especial de beneficiencia, por no existir farmacia en este pueblo; y que
lo que importen se abonen mensualmente, previa presentación de las recetas
despachadas. Los señores presentes acuerdan de conformidad con los propuesto
por la presidencia[11].
El
sistema de adquisición de los medicamentos era similar al de atención médica.
El Ayuntamiento formaba un listado de familias pobres con derecho a la
asistencia gratuita médico-farmacéutica; estas familias recibían gratuitamente
los medicamentos recetados por el médico, mientras que el resto de vecinos
tenían que adquirirlos con sus propios medios. El farmaceútico pasaba
periódicamente al Ayuntamiento la cuenta de lo que importaban los medicamentos
suministrados a las familias pobres incluidas en la lista, indicando el número
de recetas y el importe de las mismas; por ejemplo, en agosto de 1935, fueron
74 recetas, que importaron 206,80 pesetas.
LAS ESCUELAS.
Ya
hemos citado las escuelas en ocasiones anteriores, en el mismo año 1917, donde
sufren algún deterioro y se hacen necesarias algunas reparaciones, así como con
ocasión de la cesión que hace Manuel Godoy García del solar para la
construcción de las “Escuelas Viejas”.
Aquí
solo vamos a dar algunas pinceladas sobre ellas. Desde siglos anteriores, las
condiciones para impartir la enseñanza en Canena, como en tantos pueblos de
España, eran muy precarias. Ya aquí (http://historiasdecanena.blogspot.com.es/2015/08/historias-de-canena-la-ermita-de.html) dimos a conocer un
documento de finales del siglo XVII en que se daba escuela en la Ermita de los
Remedios, nombrando como maestro de escuela a un vecino de
Canena, en quien se hayan y concurren las calidades para ello necesarias
(para que enseñe y habilite a los niños a que sepan leer y contar y doctrina
cristiana). En los siglos siguientes la situación no mejoró mucho. Hasta
mediados del siglo XIX eran solo los niños los que asistían a la escuela,
aunque la iban abandonando cuando podían aportar algo a la economía familiar.
La primera noticia sobre la escuela de niñas es de 18 de enero de 1849, fecha
en la que se nombra maestra interina a Isabel Gallego.
Hasta
la construcción de las nuevas escuelas en 1924 (las que hoy llamamos “Escuelas
Viejas”), las escuelas estuvieron en la casa de la cárcel, en la calle
Castillo, y en una casa que había junto a la Ermita de los Remedios, escuelas
en las que también vivían los maestros. Desde el siglo XIX, en la casa de la
cárcel estuvo la de niños y en la de los Remedios la de niñas, pero a
principios de la década de los años veinte del siglo pasado, se cambiaron, y la
de niños pasó a estar en los Remedios y la de niñas en la casa de la cárcel. En
cualquier caso, ambas estaban en mal estado y periódicamente necesitaban
reparaciones de cierta importancia, lo que hizo que fueran trasladadas a las
nuevas escuelas antes de que éstas se entregaran formalmente por el constratista
de las obras al Ayuntamiento. Primero se trasladó la de niños, entre abril y
mayo de 1924; después la de niñas, en julio de 1925.
En
estos años, ningún maestro se consolida en su plaza y los que la ocupan se
trasladan en poco tiempo a otros pueblos. Asi, en septiembre de 1913 toma
posesión de su plaza en propiedad, Don Salvador Vilches Párraga, que se
traslada a Jabalquinto en la primavera de 1916, por lo que la vacante de Canena
sale a concurso y es ocupada en diciembre de 1916 por Don Ángel Espejo Duque,
que en el verano de 1917 se marcha a Villanueva de la Reina. En 1918 el maestro
de Canena es Don Benito Pedregosa Cano, natural del pueblo granadino de
Montefrío, que no debió permanecer mucho tiempo aquí, ya que la vacante sale de
nuevo a concurso en octubre de 1919.
Por
el contrario, la maestra de la escuela de niñas, Dª. Purificación Tirado
Cañete, ejerció su magisterio en Canena desde 1901 hasta principios de los años
treinta[12],
y como reconocimiento a su labor en 1953 se le puso su nombre a un tramo de la
calle Remedios.
Ya
en otros trabajos se ha abordado la educación y la enseñanza en Canena en el
pasado siglo y por ello no me quiero extender más.[13]
EL
CEMENTERIO.
Aunque
en el futuro pretendo hacer un estudio más profundo sobre el cementerio, no
quiero cerrar éste sin apuntar unas notas sobre él. Desde su construcción, en
1849, sufre numerosos incidentes y hay que reconstruir parte de su cerca en
varias ocasiones; en 1894 se ensancha hacia la parte izquierda de su entrada. A
principios de 1915, en la sesión de 23 de enero y como consecuencia del
problema planteado para que se enterrara civilmente a una niña de once años muerta
en noviembre de 1914 y no haber cementerio civil, el Gobernador Civil ordena su
construcción, y el Ayuntamiento acuerda anular un acuerdo anterior, que
segregaba una parte del Cementerio Católico para destinarla a civil y construir
un Cementerio Civil, separado del católico, con trece metros de línea por
siete de fondo, aprueba que tendrá trece por siete metros:
El Sr. Alcalde ordenó que por mí el Secretario se
diese lectura a la comunicación del Ilmo. Sr. Gobernador Civil de la provincia,
fecha 18 del actual, sobre cementerios, lo que tuvo efecto.
El
Ayuntamiento, enterado de la referida orden del Ilmo. Sr. Gobernador Civil y
después de breve discusión, acordó por unanimidad, 1º. Que la parte segregada
del Cementerio Católico para destinarla a civil quedaba sin efecto. 2º. Que la
sepultura del párvulo enterrado en la referida parcela el día 9 del corriente
se le haga una cerca con una pared de tela metálica, para que cuando transcurra
el tiempo reglamentario se trasladen los restos al Cementerio Neutro y 3º. Que
sin levantar mano se empiece la construcción de un Cementerio Civil, las
paredes tendrán de línea trece metros y siete de fondo, pagándose con cargo al
capítulo de imprevistos del presupuesto municipal ordinario los gastos que se
ocasionen y que del presente acuerdo se saque certificado y se remita al Ilmo.
Sr. Gobernador Civil de la provincia, dándole parte cuando se terminen las
obras.
En
el mismo año de 1917, en la sesión de 17 de enero, la corporación acordó que
tan pronto lo permita el estado del tiempo se proceda a la reparación de las
tapias del cementerio, que debido al temporal reinante han sido derrumbadas.
Aunque
se me quedan en el tintero muchas facetas de la vida del pueblo en estos años,
concluyo aquí este relato, en el que he tratado de dar unas pinceladas de
algunos aspectos de cómo era el día a día en la Canena de principios del siglo
XX. Espero que tanto por mi parte como por la de otras personas con inquietudes
en el conocimiento de nuestra historia reciente se puedan ir dando a conocer
más documentos y testimonios que completen este y otros trabajos publicados
sobre nuestra historia reciente.
[1] Archivo Municipal de Canena. Caja 105,
carpeta 1. Junta local de socorros. Expediente en el que constan las
diligencias practicadas, los documentos y cuentas detalladas referentes a dicha
Junta, con motivo de los socorros facilitados a los obreros pobres de este
pueblo durante los días 17 al 29 de Marzo del año 1916.
[2] Este Decreto impedía que jornaleros de
Canena trabajaran en tierras de otros términos municipales, mientras hubiera
jornaleros en paro en esos términos, cuando históricamente, dado el reducido
término municipal de Canena, había sido frecuente trabajar en cortijos de
Linares o Vilches, como Náquez o Las Cuevas. Ante esta situación, el
Ayuntamiento de Canena tomó varias iniciativas en estos años para tratar de
remediar esta situación, solicitando la ampliación de su término municipal o su agregación al de Vilches, formando una
agrupación intermunicipal, a los efectos de que los jornaleros pudieran
emplearse en dicho término municipal.
[3] Archivo Municipal de Canena. Caja 128,
carpeta 1. Expediente instruido por esta
Alcaldía para el arrendamiento de los pastos y las espigas de este término
municipal en el verano próximo, cuya subasta se verificó el día 27 de Mayo de
1917.
[4] Primero eran los cerdos los que
aprovechaban las espigas y después los
pastos , los rastrojos, eran aprovechados por las cabras y ovejas.
[5] Archivo Municipal de Canena. Caja 328,
carpeta 8. Sociedad la Bandera Roja.
[6] Por Decreto de 4 de enero de 1937 se
disolvieron los Ayuntamientos y Comisiones gestoras, procediéndose por los
Gobernadores Civiles a constituir Consejos municipales, en los que debían de
estar representados los partidos políticos del Frente Popular y las
organizaciones sindicales obreras existentes en cada municipio.
[7] Sobre los pormenores del suministro eléctrico y la trayectoria de Cristóbal Torres Ayllón, consultar M. TORRES GODOY y P. MARTÍNEZ GARCÍA, Canena: Crónica del Siglo XX, Volumen I. Canena, 2014, páginas 59-64.
[8] De acuerdo con el Padrón de habitantes de 1918. Archivo Municipal de Canena, caja 66, carpeta 7.
[7] Sobre los pormenores del suministro eléctrico y la trayectoria de Cristóbal Torres Ayllón, consultar M. TORRES GODOY y P. MARTÍNEZ GARCÍA, Canena: Crónica del Siglo XX, Volumen I. Canena, 2014, páginas 59-64.
[8] De acuerdo con el Padrón de habitantes de 1918. Archivo Municipal de Canena, caja 66, carpeta 7.
[9] D. Sebastián Lorente tuvo tres hijas,
Carmen, Concha y Nieves. Concha, a la muertre de su padre, siguió con la
farmacia, aunque la trasladó a la casa de enfrente, que había comprado
previamente. Después la vendió.
[10] La Comisión municipal permanente estaba
formada por el Alcalde y los dos Tenientes de Alcalde. Había sido creado por el
Estatuto Municipal, de 8 de marzo de 1924, adoptando la mayor parte de los
acuerdos a nivel municipal, pasando a ser las sesiones del pleno del
Ayuntamiento de una periodicidad
cuatrimestral.
[11] D. Rufino Reyes Godoy era hermano del médico
de Canena, D. Juan Reyes Godoy.
[12] Otra ilustre maestra de Canena,, María Ortega
Granada, nos ha dejado una semblanza de Doña Pura en el Album
Escolar (Una visión de la Escuela de Canena en el siglo XX), de Manuel
Jódar Jódar y Ana Vilches Reyes, editado
por el Ayuntamiento de Canena en 1998 (pp. 10-11).
[13] Ver el libro citado en la nota anterior y el
de M. TORRES GODOY y P. MARTÍNEZ GARCÍA, Canena: Crónica del Siglo XX, Volumen
I. Canena, 2014, páginas 97-100.
Texto de José Luis Reyes Lorite
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