En Canena, como en tantos pueblos, nos conocemos más por los motes que por nuestros propios nombres. En el caso de mi familia paterna, somos “los de los MUCHACHOS”; yo soy José Luis (o Pepe o Pepe Luis), el de Antonio el de los Muchachos, el segundo de cuatro hermanos, Ildefonso, nacido en 1958, yo, en 1960, Mari Cruz, en 1964, y Antonio Francisco, en 1972. Mi interés por la historia siempre me ha llevado a indagar en lo más cercano, en los hechos ocurridos en el territorio que siento como vivido, mi pueblo, Canena, y Córdoba, donde vivo desde hace cuarenta años. Con ese objetivo, de ir dando a conocer nuestra historia, se creó en 2014 el blog “Historias de Canena”, en cuyo primer artículo (http://historiasdecanena.blogspot.com/2014/08/bienvenids-al-blog-historias-de-canena.html) indicábamos que pretendía ser un cauce donde se dieran a conocer tanto los hechos históricos de nuestro pueblo como las historias personales o familiares de sus gentes. He de reconocer que por ahora solo estamos cumpliendo a medias ese objetivo, ya que no hemos sido muchas las personas que hemos publicado algún artículo en el blog. Yo soy el que más ha escrito, versando mis artículos sobre una temática variada y cronológicamente amplia. Últimamente cada vez voy espaciando más mis publicaciones, aunque espero poder seguir aportando mi granito de arena al conocimiento y divulgación de la historia de Canena, y contribuir, junto con otras iniciativas que vienen aportando otros caneneros, a la formación de un acervo común con el que nos identifiquemos y del que nos sintamos orgullosos.
Un ejemplo de ello puede ser la restauración del “Molinillo”, donde se han aunado varias iniciativas y voluntades para que hoy su recuperación sea una realidad. En Canena siempre hemos considerado el Molinillo como una parte importante de nuestro patrimonio histórico y monumental, pero no habíamos conseguido hasta ahora evitar su progresivo deterioro, amenazado en los últimos años más aún por el encajonamiento del “royo” y el ensanche de su cauce. El Ayuntamiento compró hace unos años los terrenos donde se asienta y consiguió la financiación suficiente para realizar una primera intervención, dirigida magistralmente por dos jóvenes profesionales, el arquitecto canenero Andrés Godoy Ortega y el arqueólogo ruseño, Fabián Valcárcel Palomares, que han dirigido magníficamente la actuación realizada, que ha permitido salvaguardar el Molinillo. Y yo, que hace años encontré en los archivos documentación sobre él, previendo que no tardaría en llevarse a cabo esta actuación, fui escribiendo su historia (se puede leer el artículo aquí: http://historiasdecanena.blogspot.com/search/label/El%20Molinillo), que puse a disposición del proyecto de recuperación y que ha servido de apoyo para la actuación. Ahora se está cumpliendo el año desde que finalizó la intervención, y aunque la mayor parte de los caneneros, y me consta que otras personas de fuera interesadas por el patrimonio, conocen cómo se ha quedado el Molinillo y los resultados de la excavación arqueológica y su restauración, creo que es buen momento para difundir, con alguna charla y visita guiada por los técnicos, y en su caso con una exposición, esa restauración.
Pero no es este el tema de este artículo. El acercamiento a la historia de los hechos más próximos, me ha llevado también a indagar la historia de mi familia. Por suerte, mi padre, nacido en 1926, ha tenido una larga vida, ha estado lúcido casi hasta su muerte, en diciembre de 2021, y me ha podido relatar buena parte de esa historia.
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| Acta de nacimiento de mi padre, Antonio Reyes Reyes |
Aproximadamente desde 2015 he ido tomando notas sobre lo que me contaba y yo le iba preguntando, y además, para completar mis datos, al final de 2019 le grabé una entrevista de varias horas. Con todo ello, voy a contar la historia de mi familia paterna, una familia que hasta donde alcanzaba la memoria de mi padre siempre fue de labradores. Incluiré también en el relato algunas pinceladas de mi familia materna y otros hechos del pueblo en general, de Náquez...
Antes de comenzar con el relato, me voy a referir al origen del apodo de los Muchachos. Para la mayoría de los caneneros los Muchachos son mi padre y sus hermanos: su hermana mayor, Paquita (nacida en 1914 y fallecida en 2000), y los seis hermanos, Felipe (1917-2001), Francisco (1918-2008), Alfonso (1924-2006), Antonio (1926-2021), Narciso (1928-2025) y Ramón (1929-2005). Los tres hermanos mayores, Paquita, Felipe y Francisco Reyes Rascón, son hijos de mi abuelo Alonso y de su primera mujer, María Josefa Rascón Rentero, de Begíjar; fallecida ésta en 1921, mi abuelo se casa en segundas nupcias en 1923 con mi abuela María Manuela Reyes López y tienen cuatro hijos: Alfonso, Antonio, Narciso y Ramón Reyes Reyes. Aunque, como digo, ellos han sido los Muchachos, en realidad heredaron el apodo de su padre y sus tíos, que fueron los primeros Muchachos. Y el sobrenombre se lo pusieron al quedarse huérfanos de padre y madre muy jóvenes. Eran cuatro, el mayor mi abuelo, Ildefonso (Alonso) Reyes Serrano, nacido en 1885 (en realidad la mayor era su hermana María, abuela materna de los Cholas, nacida en 1878), le seguían Bartolo (1892-1963), Sebastián (1895-1955) y Felipe (1901-1927). Sus padres, Felipe Reyes Rascón y Francisca Serrano Reyes, murieron en 1910, en marzo y noviembre respectivamente, a la edad de 59 años el primero y 57 la segunda. A su muerte, los tres hermanos pequeños, Bartolo, Sebastián y Felipe, eran menores de edad (entonces la mayoría de edad era a los 21 años) y en 1911 se constituyó un consejo de familia para administrar su patrimonio, siendo su tutor su hermano mayor, Alonso, mi abuelo.
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| Copia del acta de constitución consejo de familia |
Desde entonces a mi abuelo, que era el mayor, le decían Alonso el de los Muchachos, y a sus hermanos menores los Muchachos de Alonso. El menor, Felipe, murió en 1927, a los 26 años, dejando dos hijos pequeños, Paquita, que se casó con José Reyes Beltrán, José el Guapo (que han vivido en la que había sido la casa familiar de mis abuelos y mi padre y sus hermanos, en la calle Baja) y Felipe, casado con Francisca Reyes Godoy, comisario de policía en Linares, dos de cuyas hijas fallecieron jóvenes en un atropello en Granada.
Los veintisiete nietos de Alonso somos los hijos de los Muchachos, pero ya a nosotros no nos apodan como tales. Por tanto, este apodo de los Muchachos se mantendrá en nuestra memoria, pero ya no ha tenido sucesión. El último de los Muchachos, mi tío Narci, ha muerto hace unos días, el ocho de noviembre de 2025, con 97 años.
Esta introducción a su historia, que espero que tenga continuidad con el relato de lo vivido desde mediados del siglo XIX, hasta donde he podido llegar con mis indagaciones, quiere ser un homenaje a todos ellos, especialmente a Narciso, el último de los Muchachos, recientemente fallecido.





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